EDUARDO BOWLES
Algunos economistas serios se preguntan qué pasaría si en Estados Unidos, la economía más poderosa del mundo, con las empresas más competitivas del planeta, decidieran pagar el doble aguinaldo. Con seguridad mandarán a la quiebra a una gran mayoría de ellas y pondrían en serios apuros al resto. ¿Por qué? ¿Acaso no tienen grandes ganancias?
Sencillamente porque las empresas norteamericanas no tienen plata para esas aventuras populistas y todo lo que ganan lo invierten en tecnología, en modernización, en la capacitación de su personal, en investigación de mercado y obviamente en la promoción de sus empleados, a los que premian con viajes, aumentos, bonos y otros beneficios cuando se logran buenos resultados.
En Estados Unidos, como sucede con muchos países medianamente serios, las empresas pagan impuestos y no solo son muy altos, sino que es imposible eludirlos. No hay “hijos y entenados”, no existe la informalidad y naturalmente, ese dinero es invertido en obras y en planes sociales como los seguros de desempleo, las ayudas a las familias desamparadas y en el fomento de la capacitación de personas que necesitan soporte para mejorar su calidad de vida.
Las empresas no pagan indemnizaciones, aguinaldos, finiquitos, quinquenios y tantos otros beneficios existentes en países como Bolivia, cuyos trabajadores están muy lejos de alcanzar la productividad de los trabajadores estadounidenses y mucho más lejos todavía de su nivel adquisitivo y de las condiciones laborales. Solo hay que mirar la lista de las mejores empresas para trabajar en el mundo, donde casi todas son firmas norteamericanas, muchas de las cuales han creado ambientes de trabajo parecidos a los de un parque de diversiones, donde pueden llevar sus hijos y sus mascotas. Es más, muchas compañías pagan bonificaciones extraordinarias para que sus empleados trabajen desde sus casas. Pero no pagan doble aguinaldo, porque consideran que eso es condenarse a la mediocridad.
Se dice que el doble aguinaldo es un excelente estímulo para que las empresas puedan vender más porque aumenta el consumo. Lamentablemente eso ocurre solo una vez al año y es tan baja la productividad de nuestras empresas, es tan escasa la capacidad de manejar grandes volúmenes, que los empresarios optan por subir los precios y especular porque no tienen espalda para incrementar la producción, no hay condiciones y el Estado no ayuda con la agilidad y la seguridad que se necesitan para expandirse.
En Estados Unidos, las mejores gangas, los precios más bajos y la mayor oferta de productos se da en las fiestas de fin de año y el consumo sube a los cielos sin necesidad de doble aguinaldo. Las empresas son más creativas e innovadoras para estimular el mercado, sacan a relucir su fibra competitiva y los beneficiados son todos: propietarios, empleadores, empleados, consumidores y por supuesto el Estado que cobra más impuestos.
El gobierno boliviano dice que el doble aguinaldo es un esfuerzo por Bolivia. Sí, es un esfuerzo extraordinario por generar más atraso, sobre todo para los trabajadores, que de esta manera estarán más lejos de sus pares de otros países, con salarios más altos y una seguridad que nunca la tendremos en Bolivia con este tipo de medidas que solo benefician a los dirigentes políticos.
Tomado de eldia.com.bo