TEÓFILO CABALLERO

Toda vez que la salida al mar para Bolivia nuevamente está en la mesa de discusiones y que para nuestro país se constituye en un derecho irrenunciable a lo largo de la historia, es importante hacer algunas puntualizaciones.

No cabe duda que el enclaustramiento marítimo ha traído enormes costos para nuestro país. El reconocido economista y futuro premio nobel de economía Jeffrey Sachs en un estudio que realizó sobre la mediterraneidad del país señaló hace mas de una década que el costo asciende en forma anual entre un 1% a 1.5% del crecimiento económico. Llevado a números en la actualidad eso sería aproximadamente $us. 260 millones, cuyo monto estaría en función del valor del PIB nominal de Bolivia que cada año cambia porque cambian los precios de venta o el volumen producido.

Pero el gran daño que el enclaustramiento produce a Bolivia es la pérdida de competitividad a nivel internacional. Por su parte, el economista paceño Hugo Siles Espada señaló hace más de un año que de acuerdo a otros estudios que “en la última década Bolivia habría perdido entre 2.000 a 4.000 millones de dólares, esto a nivel macroeconómico”.

A su vez el economista y empresario Samuel Doria Medina en su participación en un evento organizado en Panamá por la Asociación de Industriales Latinoamericanos (AILA) a finales de marzo de 2012 señalaba que “las posibilidades de inserción competitiva en la economía mundial son bastante reducidas para Bolivia, ya que no dispone de una oferta exportable diversificada y mucho menos competitiva”. Queda claro que una salida soberana al mar implica ganancia de competitividad a nivel internacional con efectos positivos tanto para las exportaciones como las importaciones.

Si revisamos la historia, Chile jamás cambió de libreto, pasó de la derecha a la izquierda, de regímenes populistas a dictaduras militares, pero siempre señalando:“Chile no tiene asuntos pendientes con Bolivia”, “existe el Tratado de 1904 y lo que tiene que hacer Bolivia es cumplir ese tratado”, etc. Muchas frases se han escuchado a lo largo de más de un siglo. Han habido abrazos entre presidentes, agenda compartida entre los involucrados, pero ¿se avanzó en algo?. En 1890, catorce años antes que se firme el Tratado de Paz de 1904, el Ministro Chileno Abraham Konig, señaló en forma categórica que el gobierno de la Moneda no entregaría a Bolivia ni un palmo de costa en el Pacífico. ¿ Que cambió desde 1890 hasta el día de hoy ?

En esta nueva coyuntura de salida al mar, sería interesante que los historiadores bolivianos revisaran el Memorandum de 1904 escrito por la gloriosa Sociedad de Estudios Históricos y Geográficos de Santa Cruz en septiembre del citado año. En dicho memorándum se señala en forma categórica el empecinamiento de la clase política andino centrista de insistir ante Chile a sabiendas de su posición intransigente y prepotente que no cambiado un ápice en más de un siglo. En una parte de dicho memorándum se señala, “…no llegamos a comprender por qué los gobiernos, desde la pérdida del litoral, no facilitaron la única salida natural que le quedaba a Bolivia: el Atlántico por la vía del río Paraguay.

Si así lo hubieran efectuado no estaría hoy la Nación tan exangüe, porque es indudable que una vez establecidas las corrientes comerciales por el Plata, libres de todo tutelaje, habrían compensado ventajosamente a las que se acababan de perder por el Pacífico y contrarrestando las condiciones onerosas impuestas por el vencedor al comercio de Bolivia. Además, si los gobiernos anteriores a la desastrosa guerra de que hablamos (se refiere a la Guerra del Pacífico), hubiesen tenido miras más vastas, dirigiendo la vista hacia el Oriente, y hubiesen buscado una salida por el río Paraguay, Chile no hubiera podido imponer condiciones desventajosas a Bolivia, quizás esta hubiera sido la vencedora, y el país se encontraría al presente, en un estado de prosperidad y grandeza envidiable”.

Ante esta nueva coyuntura, los bolivianos debemos buscar un Plan B. Retomemos la salida al mar utilizando el Puerto Busch para desembocar en el Oceano Atlántico, sin renunciar a la salida soberana por las costas del Pacífico. De lo contrario, cuantas décadas vamos a esperar los bolivianos para poder acceder al mar por el Pacífico. Finalmente debemos hacernos esta pregunta, ¿o es que la salida al mar por el Puerto Busch tiene una maldición, y es de encontrarse en el departamento de Santa Cruz?.

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