Fuente: editorial de eldeber.com.bo
El presidente Evo Morales anunció que su Gobierno ha decidido crear ‘delegados presidenciales’ en todo el país para garantizar el cumplimiento de las metas del bicentenario, es decir para 2025. En este anuncio podría estar la explicación del incremento en un 19% del presupuesto destinado al gasto público para este 2013, que es un año preelectoral. Es decir, que el país está en puertas de un incremento todavía mayor del gasto público, que se suma al aumento desmesurado que tuvo en los últimos años. Hasta ahora, el Gobierno había justificado este incremento del gasto corriente diciendo que se trataba de dotar a las empresas recién nacionalizadas del personal que requieren para poder operar de manera eficiente.
Ahora, con la creación de las delegaciones presidenciales para la agenda del bicentenario, el Gobierno tiene la posibilidad de hacer nuevas contrataciones de personal, en cantidades no precisadas. Pero se presume que los delegados tengan que cubrir todo el territorio nacional, ocupando las nueve capitales de departamento, las capitales de provincia y otras concentraciones urbanas, con muchos nuevos empleados públicos.
Quizá sea más conveniente que el Gobierno prestara atención a lo que está pasando ahora en la economía, sobre todo después de la advertencia que acaba de hacer la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena: “Hay que ser muy cautos, porque una cosa es que América Latina esté creciendo, pero hay que entender por qué está creciendo, y está creciendo por razones que no son las mejores desde el punto de vista de la sostenibilidad del crecimiento y del desarrollo”.
Esto es lo que han estado apuntando expertos en temas económicos en el país: el crecimiento de la economía de los últimos años no responde a una política económica inteligente, sino única y exclusivamente al incremento de los precios de las materias primas que el país exporta. Hay también una advertencia silenciosa a este tipo de políticas: la crisis de la economía venezolana, provocada por una política similar, en que todo descansa en el precio internacional de las exportaciones de petróleo.
Meditar sobre estas advertencias es lo que debería hacer el Gobierno en lugar de seguir festejando, con un derroche incontrolado, el hecho de que los precios internacionales hayan subido. Hay que tomar previsiones, hay que sembrar los ingresos actuales. Si se tomaran esas medidas, quienes dirijan el país en 2025 estarán agradecidos con los gobernantes de ahora.