TEÓFILO CABALLERO 

El ingreso de Bolivia al Mercado Común del Sur (MERCOSUR ) como socio permanente desde el pasado viernes 17 de julio de 2015, sin duda que constituye un hecho histórico para el país. Es un gran acontecimiento que permitirá a Bolivia codearse con “los grandes”, previamente deberá ser ratificado mediante Ley por la Asamblea Plurinacional y además deben someterlo a Referendum Nacional conforme al Art. 257 de la Constitución vigente si es que no quieren que después sean juzgados como traidores a la patria. Esta unión aduanera tiene una característica muy importante, la alianza entre países y economías grandes como Brasil y Argentina y economías pequeñas como el caso de Paraguay y Bolivia.

Para nuestro país el primer impacto del ingreso al MERCOSUR mas allá de codearse con los grandes, implica que de hecho deja de ser miembro pleno de la Comunidad Andina (CAN) porque los aranceles externos comunes en ambos bloques son excluyentes entre si. De esa forma Bolivia pierde las ventajas arancelarias otorgadas por la CAN y el tratamiento especial que recibía como “país de menor desarrollo relativo”, aparte de ser la hija predilecta del Libertador Bolivar. Asi ya no se podrá exportar a este mercado con arancel cero y el golpe va a recaer sobre los sectores agropecuarios y agroindustriales del país, fundamentalmente para los productores cruceños que son los que siembran el 67% de las hectáreas cultivadas en el país y proveen más del 70% de los alimentos que consumimos los bolivianos.

Si observamos las cifras del INE y el IBCE podemos advertir que la relación que tiene Bolivia con los dos grandes del MERCOSUR como Brasil y Argentina cuyas economías son 76 y 11 veces mas grandes que la nuestra, vemos que nuestra relación es “gasificada” porque más del 95% de lo que les exportamos es Gas Natural.

Este 2015 Bolivia vendió al MERCOSUR 302 productos, sin embargo importó 3.269; el 2014 Bolivia obtuvo un superávit comercial con este bloque de $us. 3.592 millones, pero cuando retiramos las exportaciones de Gas Natural, nuestro superávit se convierte en un déficit de nada menos que $us. 2.393 millones. En el periodo 2006-2015 el MERCOSUR -sin la exportación de Gas Natural- arrojó un déficit superior a los $us. 16.000 millones.

Además hay que observar que el crecimiento de las Importaciones de alimentos del MERCOSUR crecieron en 93% entre el 2010 ($us. 357 millones) y el 2014 ($us. 689 millones) están influenciadas por la devaluación de las monedas de los países miembros apuntalado por el contrabando masivo. Esto desincentiva a la producción y obviamente que se reduce la capacidad de inversión de los productores con gran impacto en la generación de empleos.

Ante este complejo panorama planteamos las siguientes interrogantes: ¿Pueden los productores nacionales competir en igualdad de condiciones con los “monstruos” de Brasil y Argentina que cuentan con factores de competitividad y productividad a su favor, como el uso de semillas transgénicas cuyo uso en el país está prohibido, con Estados que estimulan sus exportaciones con devaluaciones periódicas de sus monedas, cuando en Bolivia el tipo de cambio está congelado desde hace 45 meses?.

Pueden competir nuestros productores con estos países que son proteccionistas por tradición puesto que establecen medidas para-arancelarias y fitosanitarias, cuando nuestro país es prácticamente una zona franca para las importaciones y lo que es peor, el contrabando descarado que se observa?

¿Se puede competir con estos países que cuentan con políticas de Estado y promoción estatal para exportar , cuando en Bolivia se les prohíbe exportar, se le establecen cupos, y se inventan procedimientos burocráticos cuyo propósito es desincentivar a los productores?. Y no estamos considerando los fenómenos climáticos que te destruyen la oferta productiva y te dañan la incipiente infraestructura.

En última instancia será el pueblo boliviano el que con su voto rechazará o ratificará el ingreso pleno de Bolivia al MERCOSUR.

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