En tiempo de pandemias necesitamos más libertad para comerciar, no menos
ANDRAS TOTH
Hay muchos que usan la crisis del coronavirus para culpar a la libertad de comercio de la actual epidemia. Y, por supuesto, están aquellos que ya están defendiendo la autarquía, cerrando nuestras fronteras, y produciendo todo localmente.
Pero hemos estado viviendo en un mundo que depende del comercio entre diferentes poblaciones desde el nacimiento de la civilización.
Por ejemplo, hace ocho mil años hubo un intenso comercio de lapislázuli, una piedra azul semipreciosa, entre lo que hoy es el Afganistán y las primeras civilizaciones agrícolas de Mesopotamia, en el actual Iraq. El lapislázuli era uno de los símbolos más importantes de la alta sociedad.
Hace 5.000 años, Ötzi («el Hombre de Hielo») fue asesinado en los Alpes en lo que hoy es Austria. Llevaba un hacha de caza fundida en cobre del sur de la Toscana, en la península italiana.
Los Bancos Centrales se están quedando sin opciones
JOAKIM BOOK
Los temores del coronavirus han llevado a los bancos centrales del mundo a la hipervelocidad. Hablar más, hacer más, prestar más y comprar todo lo que se mueve. Uno tras otro, los principales bancos centrales tomaron las barricadas, tripularon los cañones, dispararon sus bazucas y cualquier otra metáfora militar que se te ocurra.
Nadie se detuvo a pensar si las políticas que anunciaron rápidamente y en voz alta funcionarían. Nadie investigó si se podía impedir que llegaran a los receptores deseados de sus creadores cada vez más desesperados —no importa las preguntas mucho más grandes de si estos objetivos son deseables o si los bancos centrales deben hacer lo que están haciendo en primer lugar. «¿Qué pasaría si», preguntó nadie en ningún banco central durante las últimas semanas caóticas, «alguna etapa crucial de nuestras largas cadenas de estímulo no funcionara de la manera que planeamos?»
Después de todo, no es como si los planes del gobierno, hechos apresuradamente, hubieran fracasado antes.
Se debe reducir el aparato estatal y el gasto
ROBERTO LASERNA (ENTREVISTA)
Inevitablemente del Coronavirus (COVID-19), ha puesto en jaque el nuevo orden mundial de las economías. La emergencia llega en un contexto global de contracción de la economía real, actividad comercial disminuida, baja productividad, endeudamiento masivo y excesiva volatilidad especulativa. Los expertos aún, son cautelosos a la hora de cónsiderán cuánto será el impacto que va a general la pandemia, mientras ésta se propaga por más de 144 países del mundo.
El economista Roberto Laserna, describe los pormenores de esta situación y el efecto que tendrá en una economía de Bolivia, abierta y altamente dependiente de las variables externas. El experto, da paútas de qué se tiene que hacer ante esta coyuntura.
P. El coronavirus se expande y paraliza la economía global. ¿Qué criterio le merece todo esto?.
R.L.: Los efectos de esta crisis sanitaria han sido devastadores en el mundo sobre todo por su impacto en las expectativas. El desplome de las bolsas se debe a que mucha gente, ante el temor que provoca la pandemia, ha vendido sus acciones a cualquier precio, y muchos compradores se han vuelto más prudentes y postergaron decisiones de compra.
Fracaso gubernamental masivo
IAN VASQUEZ
La pandemia actual está poniendo a prueba a la sociedad civil y gobiernos alrededor del mundo. Algunos países han enfrentado la crisis con éxito mientras que otros han fallado.
El coronavirus hasta ha puesto a competir distintos modelos políticos y económicos. Después de haber logrado controlar el contagio, el Partido Comunista de China, por ejemplo, declaró que es “por lejos, el partido político con la capacidad de gobernanza más fuerte en la historia de la humanidad”. Frente a la ineptitud de Italia y España de tratar de manera eficaz y temprana la enfermedad –y semejantes problemas en Estados Unidos– se ha cuestionado el modelo liberal democrático y se han criticado las fallas de mercado que supuestamente habilitan.
Pero, por varias razones, esa interpretación resulta simplista y equivocada.
En primer lugar, incluso el liberalismo clásico, con su rigurosa visión de un Estado limitado mucho más de lo que es el caso actual en Occidente, admite de un papel importante estatal en casos extraordinarios como las pandemias. Después de todo, el liberalismo se preocupa de los derechos de los individuos (entre ellos, el derecho a la vida), y ante el daño que un enfermo altamente contagioso pudiera causar a terceros, justifica tomar medidas que limiten ciertas libertades, como en otros casos de daño a terceros.
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