CARLOS MIRANDA 

Durante el mes de mayo, casi toda la atención pública ha sido cautivada por noticias diarias sobre los resultados de las elecciones municipales y cambios en las mismas, conflictos como la falta de pan, la telenovela de muy mal gusto de la captura, evasión, recaptura y entrega del Sr. Belaúnde a la Policía peruana y finalmente los preparativos de las festividades del Gran Poder.

No se ha dado ninguna importancia al viaje por Brasil, Colombia, Perú y Chile del primer ministro chino Li Keqiang. Los países visitados y los acuerdos a los que han llegado muestran que el gigante chino está revisando accesos más fluidos a la costa del Pacífico de nuestro continente para así incrementar las relaciones comerciales y financieras con nuestra región. Es primera vez que una autoridad china de tanta importancia en el gobierno de esa potencia asiática visita los países mencionados en una gira coordinada.

Además de las decenas de documentos de ampliación de líneas de comercio, cooperación financiera y cultural, suscritos en cada uno de los países sudamericanos visitados, resalta como el tema de mayor importancia el acuerdo entre Brasil, Perú y China para estudiar la factibilidad de la construcción de un ferrocarril transoceánico uniendo las costas del Pacífico y el Atlántico. Algunos aspectos de ese convenio parecen estar ya establecidos por declaraciones del Sr. Li en sentido que la obra sería mayormente construida por empresas brasileñas y chinas con un costo estimado de $us 30.000 millones. En ningún momento se ha mencionado a Bolivia como partícipe de esa gran obra de infraestructura. No será la prolongación del ferrocarril Santa Cruz – Puerto Suarez – Corumba – Sao Paulo, que actualmente tenemos con nuestro vecino, sino de otra línea o inclusive líneas paralelas más al norte, que hagan todo el recorrido sin ingresar en territorio boliviano.

La noticia es seria y muy grave porque en los hechos gran parte de la producción de nuestra zona oriental perdería competitividad para su mercadeo en China. Lamentable. El incluir a Bolivia en este gran proyecto, requeriría convencer a los tres países porque por el tono de las declaraciones se ve que por un buen tiempo este proyecto ha estado madurando en las cancillerías de los tres países involucrados con la ausencia total de Bolivia.

Probablemente, Brasil y Perú presenten recelos geopolíticos a la inclusión de Bolivia. En proyectos como éste un país de tránsito puede lograr adquirir facultades decisorias legales o de facto que son motivo de grandes fricciones. El ejemplo más actual que se tiene de una situación similar es la que está ocurriendo en Ucrania. El territorio de este país es de paso para la provisión de gas ruso a Europa.

A este punto cabe recordar que Perú rechazó la posibilidad de ser integrante del gasoducto al Brasil. De haber aceptado nuestra invitación, nosotros y Perú seríamos proveedores de gas al Brasil y nuestro territorio sería país de tránsito para ese objeto. Aparentemente esa situación geopolítica no es atractiva para nuestro vecino.

Por otro lado, se debe anotar que el futuro ferrocarril transoceánico utilizará energía eléctrica provista por hidroelectricidad del norte peruano y de la amazonia brasileña. Las aguas de estas cuencas también fluyen por ríos bolivianos que pueden contribuir al suministro eléctrico para el funcionamiento del futuro ferrocarril, fortaleciendo nuestra posición geopolítica en el proyecto. A raíz de lo anterior, cabe una reflexión final. El aprovechamiento hidroeléctrico de los ríos del noreste de nuestro territorio puede brindar oportunidades insospechadas. Así hace pocos años hemos rechazado intervenir en presas hidroeléctricas en el río Madera, que iban acompañadas de un sistema de exclusas para habilitar una libre navegación desde Bolivia hasta Porto Bello.

Por tanto me ratifico. El noreste de nuestro territorio es una especie de “Tarija hidroeléctrico del país”.

Tomado de  eju.tv

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