ARMANDO MÉNDEZ
En ejercicio de la libertad de pensar y de actuar, en la sociedad moderna, todos somos vendedores de bienes y servicios. Los primeros son los que todavía se denominan mercancías, que implican algo físico, que definicionalmente quiere decir: "género u objeto vendible”. Los segundos son intangibles.
En el mundo, la tendencia se encamina en favor de los servicios, tal que ahora la importancia cuantitativa de los servicios supera a la de los bienes. En la economía mundial la producción de servicios representa el 71% del PIB también global. Cuando nos referimos a bienes, los economistas estamos incluyendo a los servicios.
Pero no sólo están los vendedores de bienes de todo tipo, sino también los vendedores de ideas, de arte, de deporte, de ciencia, etc. Cada uno de ellos participa en un tipo de mercado.
Entre los vendedores de ideas, están los escritores, los políticos, los comunicadores, los periodistas, los que escriben columnas de opinión en periódicos y revistas. Entre ellos, no todos reciben una remuneración monetaria. Los escritores de todo tipo de libros muchas veces no reciben un pago acorde con el esfuerzo intelectual que han efectuado, porque no tienen demandantes. Los políticos reciben una remuneración cuando son parte del gobierno, porque tienen un empleo en el aparato gubernamental, razón por la que reciben un ingreso. Cuando están en la oposición, si son de un país desarrollado, también reciben remuneraciones, esta vez a cargo del partido político, porque en esas naciones las fuerzas políticas funcionan como empresas.
Los comunicadores y periodistas son contratados por los medios de comunicación, que les pagan una remuneración. El principal ingreso que tienen los medios de comunicación proviene de la publicidad que contratan y pagan las empresas. De estos ingresos salen los salarios de los trabajadores de los medios de comunicación. Se supone que cuanto más demanda tiene un medio de comunicación, le llega más publicidad. Se espera que un medio sea mejor que otro cuando la cobertura de noticias y de temas sea de interés de un público más amplio. Como en todo, un medio puede tener la preferencia de cierta gente, pero no de todos. Hay una gran competencia.
Entre los que escriben columnas de opinión, en los medios de prensa y revistas, están aquellos que reciben, y no, remuneración monetaria. Muchos puede que lo hagan como un hobby ya que tienen otra actividad, que es la principal, de la cual obtienen los ingresos para satisfacer sus necesidades y deseos. Lo que esta gente busca es transmitir sus "verdades” y convencer de sus aciertos. En la medida en que esto sucede ganan prestigio y un reconocimiento no monetario por parte de la gente que los lee. El prestigio alcanzado en un determinado medio social puede traducirse en oportunidades de trabajo ofrecidas por empresas, para realizar trabajos de consultoría y para dar conferencias. De esta manera, esta gente, al final, también obtiene una remuneración de lo que "vende”.
Si al final no recibe ninguna remuneración monetaria indirecta, quiere decir que la oferta de este tipo de columnistas es demasiado grande. Se aplica la ley de la oferta y de la demanda. Quiere decir que ante mucha oferta y poca demanda su precio se deprime. Con internet y los medios masivos de comunicación social, como Facebook y Twitter, toda persona que quiera escribir lo hace. No tiene una remuneración por ello, por que el propósito no es obtener ingresos monetarios sino el reconocimiento social por las "verdades” que comunica.
En el mundo del arte sucede lo mismo. En la medida que alguien se destaca en la actividad artística, sea como dramaturgo, actor, pintor, músico, etc., es contratado por alguien y recibe una remuneración. En el caso de los dramaturgos y actores ellos mismos pueden ofrecer sus obras y cobran al público que desea ver. Hoy en día los artistas destacados y creativos son demandados por las empresas de publicidad. En el caso de los pintores, sus obras son solicitadas en el mercado, por lo que obtienen una remuneración.
Hoy, el mundo está viviendo la gran fiesta del campeonato mundial de fútbol. Ahí están presentes los gladiadores de la modernidad que son los futbolistas y que representan a sus países. Cada equipo está ansioso de alzarse con la Copa del Mundo, lo que se traducirá tanto en un reconocimiento no monetario como también monetario. Todos ellos son jugadores connotados, por lo que reciben elevadas remuneraciones, que los ubican entre las personas más ricas del mundo.
(*) Profesor emérito de la UMSA y miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.