WALDO TORREZ
Con la asunción del MAS comenzó el descenso de la Cancillería hacia la irrelevancia más absoluta. No es una sorpresa, pues el desplazamiento de los profesionales diplomáticos de carrera llevó a lo irremediable: a una crisis de mala gestión, de “amateurismo” que privilegia el clientelismo por encima de la idoneidad, los intereses de un Gobierno por sobre los intereses del Estado. Como consecuencia, la intrascendencia y el aislamiento internacional del Gobierno y la del Estado, es cada vez mayor. La excesiva dependencia ideológica con Chávez y Castro, desequilibra y perjudica nuestra postura en relación con otros países.
Guiarse por preconceptos ideológicos es un error, porque no existe política exterior de izquierda ni de derecha. La improvisación con respecto a los fundamentos del reclamo de nuestro derecho al mar ha llevado a que en Chile se relegue al plano de burla e irrelevancia el valor primordial de nuestra política exterior. El Presidente es la instancia más elevada de la diplomacia, pero tiene límites de actuación. Si no conoce o no está enterado se debe callar. Todo error en política exterior, o declaración impertinente, no es sólo pérdida de imagen personal del Presidente, es pérdida de imagen internacional del país. Si se quiere ser trascendente como Estado, hay que acumular capital político internacional y esto no se consigue con actuaciones contradictorias, aisladas u ofensivas.
La experiencia indica que sin el apoyo o complicidad de otros gobiernos será imposible hacer avanzar cualquier iniciativa sobre nuestro derecho al mar, el que para tener posibilidades legales requiere prepararse el terreno y buscarse aliados fuera de Bolivia que garanticen el éxito de la operación. Proceder como se procede ,intempestiva como improvisadamente ,lleva al fracaso, al retroceso y al maltrato internacional de esta necesidad vital. Estamos en un círculo vicioso: Queremos trascender y ser escuchados internacionalmente, pero no tenemos representaciones compatibles, esto reclama una reforma urgente de la cancillería para limitar sus efectos negativos.
En principio, en el mundo globalizado de las comunicaciones actual, la vía recomendable es presionar a Chile multilateralizando el reclamo. Previa planificación estratégica, nuestra diplomacia tiene que buscar mayor presencia y más influencia en foros internacionales donde los Estados se reúnen y participan en función a sus intereses y nada más. Tenemos que ser pragmáticos y realistas, los intercambios políticos y económicos deben incluir a todos los países, así tengan gobiernos autocráticos si están dentro el límite de los intereses de largo plazo del Estado. Solo sustituyendo agravios por diplomacia eficaz llegaremos al mar.
Tomado de opinion.com.bo