Chile: ¿nuevamente hacia el abismo?
MAURICIO ROJAS
He vivido estos días enloquecidos como la gran mayoría de mis compatriotas: con desconcierto, impotencia y asombro ante lo ocurrido y, no menos, ante el descriterio de quienes han tratado de legitimar e incluso han llamado a sumarse a la ilegalidad y al uso de la fuerza como forma legítima de protesta. Esos llamados, provenientes del Partido Comunista y de destacadas figuras del Frente Amplio (el Podemos chileno), fueron detonantes decisivos del caos.
Y mi asombro no deja de crecer cuando veo cómo hoy se sigue llamando a manifestaciones y huelgas –huelga general desde mañana miércoles es la amenaza de los sindicatos dominados por el Partido Comunista y otras fuerzas radicales– en una situación tan caótica y amenazante como la que vivimos. Toda fuerza política y social responsable debería en este momento llamar a la calma y no echarle leña al fuego. Pero lamentablemente no es así.
Bolivianos: No nos da la gana de vivir en una dictadura como la venezolana
MAMELA FIALLO FLOR
Bolivia amaneció sin vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral. Renunció, en medio de las protestas que exigen transparencia electoral y respeto por la voluntad popular, pues Evo Morales desconoció los resultados del voto que exigían una segunda vuelta electoral y ahora los votantes en su contra están enardecidos. «No nos da la gana de vivir en una dictadura como la venezolana», gritan en las calles.
Desde el domingo 20 de octubre las calles se colmaron de manifestantes en su contra. Advierten paralelos con la situación en Venezuela, primero por afinidad ideológica, segundo por la intromisión en el sistema electoral, y tercero por la eternización de sus líderes en el poder.
Para comenzar, la candidatura de Evo Morales es no solo inconstitucional sino anti-democrática. La carta magna de los bolivianos prohíbe que un presidente sea candidato por más de dos mandatos y Evo Morales aspira al cuarto.
El fracaso del estado de bienestar: El caso de Argentina y Brasil
JEAN VILBERT
La idea de una «tercera vía» en la política económica ha fascinado a políticos, académicos, artistas y votantes de todo el mundo. Al surfear esta ola, el estado de bienestar se ha extendido rápidamente en las últimas décadas.
Algunos incluso dicen que los países nórdicos son la prueba definitiva de que es posible crear una sociedad próspera e igualitaria a través de la intervención del Estado, mezclando los mercados libres con altos impuestos para conseguir altos niveles de vida y una menor brecha de desigualdad. Pero, ¿está realmente resuelto el asunto?
Bueno, gran parte de América Latina cuenta otra historia; una triste historia en la que el estado de bienestar conduce a una economía perennemente débil (con ciclos aparentemente interminables de recesiones y estanflación) y mantiene a muchos viviendo en la pobreza.
Chile: no es «descontento social», es un golpe de la izquierda internacional
VANESSA VALLEJO
Que quede claro lo evidente: la mayoría de los chilenos está en su casa esperando que regrese el orden, no están en las calles destruyendo el metro, incendiando, y matando gente.
La región metropolitana de Santiago de Chile y otras cuatro regiones más están en estado de emergencia. En la capital, además, se ha decretado toque de queda durante la noche.
Las imágenes de lo que sucede parecen sacadas de una película de terror. Han quemado estaciones de metro, buses, incendiaron edificios con gente adentro, saquearon empresas y comercios. Van ya más de 10 muertos y decenas de heridos por cuenta del terrorismo urbano que incendia el país.
«Estamos en guerra contra un enemigo poderoso e implacable que no respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite», dijo este domingo el presidente de Chile Sebastián Piñera.
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