Cuando los historiadores atacan el capitalismo, atacan sobre todo hombres de paja
Chris Calton
Después del colapso del mercado inmobiliario en 2008, los historiadores profesionales dieron a luz a un nuevo subcampo de la historia al que se suele denominar «la nueva historia del capitalismo». La historia económica no es nada novedosa, pero la nueva historia del capitalismo adopta el enfoque de que el capitalismo es la «cosa» que necesita ser explicada. En la última década, este campo se ha convertido en una de las tendencias más de moda en la profesión de la historia, con centros para el estudio del capitalismo establecidos en Cornell y la Universidad de Georgia.
La deflación puede ser muy buena, no le tenga miedo
Hugo Marcelo Balderrama
Los conceptos de Lord Keynes han permeado tanto sobre la economía contemporánea que incluso escuelas que no comparten su ideario estatista – intervencionista repiten muchos de sus errores. Con excepción de la escuela austriaca, todas las corrientes comparten los mismos sofismas en temas monetarios y, en particular, sobre la deflación.
La inflación se define hoy en día como: “el aumento sostenido de los precios de los bienes”. Pero la definición clásica era mucho mejor: “La inflación es el aumento de dinero por encima de la demanda real de aquel”. Es decir cuando se produce más dinero que el que la sociedad necesita. Cambiar el concepto de inflación les permitió a los gobiernos culpar a los comerciantes y acusarlos de usureros y, al mismo tiempo, mostrarse ellos como buenos, santos e inmaculados. Debemos admitir que los socialistas son brillantes para diseñar estafas masivas.
¿Es compatible el socialismo con los derechos civiles?
Franklin López Buenaño
A raíz del fracaso monstruoso del correato y del chavismo en Ecuador y Venezuela, respectivamente, se abre al debate sobre qué mismo es socialismo y si un socialismo light es compatible con la democracia liberal, entendida esta como un sistema político que defiende y garantiza una serie de valores como el derecho a la vida, a la libre expresión, a la propiedad privada (menos ese eufemismo de “con función social”), a la libertad de cultos, a la igualdad ante la ley, la igualdad de contratación, la igualdad de asociación, división e independencia de poderes, alternancia en el poder, respeto a las minorías, y otras más. Este ensayo pretende concluir que el socialismo no es compatible con la democracia liberal. Por supuesto, lo primero es definir qué es socialismo y qué no es socialismo.
Comienzo afirmando que hay una confusión bastante común en este campo. La confusión la resume de maravilla el columnista del diario El Comercio (Ecuador): Rodrigo Fierro Benítez[1]: “Me declaro socialista del siglo XXI, demócrata liberal si de precisiones se trata. No se crea que soy de los pocos: son millones los que abandonaron el marxismo-leninismo ortodoxo, es decir el socialismo real, el de la Unión Soviética”[2]. Seis meses más tarde busca aclarar más su convicción ideológica y dice: “A mi juicio, es el socialismo con libertad el paradigma en nuestros días. El imperio de la Ley, la justicia independiente, la libertad de expresión, la gestión moderadora del Estado, he ahí el socialismo democrático, el del siglo XXI”.[3]
Hong Kong: El más próspero por la libertad económica
Iván Benavidez Cabezas
Es curioso como en las últimas décadas se repite y repite la idea de que el ejemplo a seguir es el estilo de vida de los países nórdicos, dejando siempre de lado naciones mucho más prósperas económicamente hablando como Singapur, Nueva Zelanda, Chile o Hong Kong.
El caso de esta última región es especialmente significativo, a mediados del siglo XIX apenas vivían en Hong Kong unas 2.500 personas, en su mayoría, pescadores. Las deficientes comunicaciones que existían en aquella época entre la Gran Bretaña europea y Asia hacia que existiese un gobierno prácticamente autónomo en la región.
En la segunda mitad del siglo XX Hong Kong abrazo fuertemente el capitalismo y pasó de poco más de un millón de habitantes en 1950 a 7,5 millones en 2010. ¿Cómo es posible que un territorio rodeado del comunismo de la República Popular de China haya experimentado este crecimiento tan espectacular? La respuesta es sencilla: Apostando por los impuestos bajos y por la libertad económica.
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