GARY RODRÍGUEZ 

Los datos del Instituto Nacional de Estadística son lapidarios: hasta mayo el valor de las exportaciones bolivianas cayó un 29%, con una severa baja de ingresos para el país por la friolera de $us 1.572 millones, ¡tan solo en los cinco primeros meses del año! Habiendo otros siete meses por delante, cabe preguntar: ¿han tocado fondo las exportaciones de Bolivia?

Seguramente muchos dirán que sí –por lo visto hasta mayo–, pero más de un optimista saldrá a la palestra afirmando que “no pasa nada” (dicen por ahí que un optimista es, en realidad, un pesimista mal informado), como habrá también quien diga –no con poca razón– que esta situación no es la peor aún, por lo que todavía resta ver hasta fin de año.

En todo caso, para valorar la gravedad del hecho que vivimos hoy, hay que saber que tan brutal descenso a estas alturas constituye ya la mayor caída de toda nuestra historia republicana y plurinacional, siendo que el mayor bajón anterior se había dado en 2009, cuando por la crisis mundial las exportaciones del país se derrumbaron en $us 1.533 millones, pero…¡durante todo un año!

Habida cuenta de que en tan solo cinco meses se ha registrado semejante impacto negativo, que la baja de precios internacionales es la causa y que –a diferencia de la crisis de 2009, que duró apenas un añito– no se prevé un mejor escenario futuro, ‘no queda otra’ que pensar en políticas públicas acordes con el desafío para evitar varias cosas: que los ingresos por regalías e impuestos sigan cayendo y afecten más a la inversión y el gasto público, como ocurre ahora; que las Reservas Internacionales Netas empiecen a reducirse; que de aquí en más tengamos que depender de un mayor endeudamiento y que haya un severo impacto social por la previsible destrucción de empleos.

Esta recomendación tiene que ver –además– con un escenario internacional preñado de devaluaciones y depreciaciones monetarias que, en ausencia de un movimiento del tipo de cambio hacia arriba en Bolivia, golpea ya –y lo hará aún más– a nuestros productores y exportadores por la pérdida de competitividad de sus productos, tanto en función del mercado externo como frente a la creciente y ruinosa competencia en el propio mercado nacional.

Para concluir: ¿cabe destacar que a mayo exista un superávit de $us 27 millones en la balanza comercial cuando en igual lapso de 2014 era de 1.473 millones, sabiendo además que si la importación de bienes de capital este año no hubiera caído en 83 millones habría, más bien, un déficit? Yo creo que no... ¿y usted?

Tomado de eldeber.com.bo

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