ROBERTO CACHANOSKY 

Podríamos decir que el Gobierno empata el partido en el último minuto, aunque en realidad queda mucho por ver cuán sostenible es en el tiempo la reactivación que se observa. No obstante, creo que el principal error económico que cometió fue no contar la herencia recibida del kirchnerismo para poder adoptar medidas que encauzaran la economía y la gente comprendiera el problema que había que afrontar.

Un tiempo atrás comenté en varios programas de televisión y en algunos artículos que escribí que es cierto que hoy la gente consume menos que en la era K, pero lo que no explicó el Gobierno es que ese auge de consumo artificial del kirchnerismo era insostenible en el tiempo.

El consumo de los activos y el día después

Para explicar por qué no era sostenible en el tiempo el consumo artificial del kirchnerismo se me ocurrió el siguiente ejemplo. Supongamos que vendo mi casa, el auto, uso mis ahorros, dejo de trabajar y me voy un año a Europa. Me alojo en los mejores hoteles, alquilo los mejores autos y como en los mejores restaurantes. Vivo cómodamente hasta que se me acaba el dinero. Cuando vuelvo a la Argentina estoy sin trabajo, sin casa, sin auto y sin ahorros. Si alguien me preguntara: ¿cuándo estaba mejor, cuando estaba en Europa o ahora? La respuesta obvia sería: cuando estaba en Europa. Sin embargo, el ritmo de consumo que tenía en Europa era insostenible en el tiempo. La realidad es la que empiezo a vivir cuando vuelvo de Europa. Lo de Europa era una ficción.

En términos estrictamente económicos lo que hizo el kirchnerismo, además de aprovechar los buenos precios internacionales de la soja, fue consumirse el stock de capital que había (la casa, el auto, los ahorros). El kirchnerismo no ajustó las tarifas de los servicios públicos y dejó que se cayera a pedazos el sistema energético. La idea era darle electricidad "barata" a la gente. Lo mismo hizo con el agua potable, con el transporte de colectivos, de trenes y con las rutas. Para darle carne barata a la gente prohibió las exportaciones de carne vacuna y nos consumimos 12 millones de cabezas de hacienda vacuna. Lo mismo hizo con los lácteos. Además el kirchnerismo nos confiscó los ahorros que teníamos en las AFJP y los usó para financiar consumo. Lo que la gente se ahorraba en luz, gas y transporte "barato" podía destinarlo a pagar la cuota del celular, el televisor o algún otro producto de consumo durable. Ni hablar de lo que hicieron con el BCRA y las reservas. Los ejemplos al respecto podrían seguir, pero lo relevante es entender que los servicios públicos baratos iban a durar hasta que nos quedásemos sin luz, sin rutas, sin agua potable, etc.

Como si esto fuera poco, también atrasó el tipo de cambio; dejó una inflación del 25% anual; una desocupación escondida en el empleo público y una pobreza que no se estimaba para no estigmatizar a los pobres.

Era obvio que Mauricio Macri recibía un país económicamente destruido que requería de una serie de medidas poco simpáticas. Lamentablemente, como decía antes, no se explicó esa herencia, y la gente tiene malhumor con el gobierno por los aumentos de tarifas y de precios.

Es una situación asimilable a la de los 70 con la inflación cero de Gelbard y el rodrigazo. Todo el mundo se acuerda mal de Celestino Rodrigo, que a mediados de 1975 hizo el ajuste del tipo de cambio y de las tarifas de los servicios públicos. Pero la culpa del ajuste de tarifas y tipo de cambio no fue suya, sino que fue José Ber Gelbard quien con su famosa inflación cero atrasó artificialmente el tipo de cambio y las tarifas de los servicios públicos.

A eso le agregó controles de precios y mágicamente la inflación fue cero. Sin embargo, las tarifas de los servicios públicos no alcanzaban para cubrir los costos operativos de las empresas estatales de luz, gas, agua, YPF, Ferrocarriles Argentinos y las pérdidas eran cubiertas por el tesoro, al que tampoco le cerraban las cuentas. La cuestión es que el BCRA emitía dinero para asistir al Tesoro para que con esa emisión monetaria cubriera las pérdidas de las empresas estatales produciéndose una inflación encubierta que terminó en el famoso sinceramiento de las variables económicas conocido como rodrigazo.

Ahora con una situación social crítica

A Cambiemos le pasó algo parecido pero partiendo de una situación social mucho más crítica. En 1975 no había ni la desocupación ni la pobreza que dejó el kirchnerismo, por lo tanto había más colchón social para enfrentar el desastre que había dejado José Ber Gelbard. Hoy casi no hay colchón social por la pobreza y la desocupación que dejó el kirchnerismo, pero las medidas hay que adoptarlas igual.

Decir que cada día vamos a estar un poquitito mejor no es una definición de rumbo económico. No le dice nada al inversor
El error de Mauricio Macri fue no contar la herencia recibida, pero el segundo error es no haber establecido un plan económico consistente de largo plazo que marque un rumbo. Decir que cada día vamos a estar un poquitito mejor no es una definición de rumbo económico. No le dice nada al inversor.

Si partimos de la base de que en la era K hubo un consumo artificial, es obvio que de los tres motores que pueden mover la economía: consumo, inversión y exportaciones, el primero nunca iba a ser posible. Era volver de Europa. El primer motor tenía que ser las exportaciones. Si hubiesen dejado flotar libremente el tipo de cambio sin subir la tasa de interés hasta los niveles que la subieron, hubiese habido un impacto inicial pero el sector agropecuario iba a mover mucho más la actividad al igual que el turismo receptivo. Y luego, con un plan económico consistente en los fiscal (gasto y reforma impositiva) y monetario, junto con más confianza, llegarían las inversiones.

Dos errores groseros cometió el Gobierno en el campo económico

El primero, no contar la herencia recibida. El segundo, sobrestimar la confianza que podía generar el gobierno de Cambiemos. Creyeron que sin el kirchnerismo en el poder, eliminando el cepo cambiario y con Macri en el sillón de Rivadavia iban a llover las inversiones. Eso no ocurrió y, a mi juicio, luego de las elecciones hay que empezar de nuevo.

El camino más viable es convocar a la oposición, obviamente el kirchnerismo no va a querer participar; presentar un plan económico consistente de largo plazo con reforma del estado, impositiva, monetaria e ir terminando con los planes sociales que son la cultura de la dádiva y todos apoyarlo para dar confianza de largo plazo que atraiga las inversiones.

Para eso se va a necesitar un ministro de Economía que además de contar con un buen plan económico tiene que ser un docente, para explicarle claramente a la gente la situación económica y el sentido de las medidas.

Lo que no se hizo en diciembre de 2015 habría que hacerlo en octubre, si es que queremos revertir esta larga tendencia decadente de la economía argentina.

Puede ser que mi propuesta sea tildada de naif, sin embargo es mucho más naif pensar que vamos a poder salir adelante haciendo siempre lo mismo: es decir nada por miedo a la conflictividad social y al costo político a pagar.

Tomado de infobae.com

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