JAVIER MANSILLA
De acuerdo con los datos de una entrevista al director de Desarrollo Productivo de Puerto Villarroel, puerto de entrada al llamado trópico de Cochabamba (EL DEBER, 26/07/2015), existe descontento en los pobladores porque el cultivo de un cato de coca (40 x 40 = 1.600 m2) no les alcanza para sostener su economía familiar y quieren un cato por adulto en cada familia. ¿Y por qué no una hectárea de una vez?
Se arguye que un cato de coca puede producir hasta siete taques de coca de 50 libras cada uno, cuatro cosechas por año; que cada taque se vende en el mercado legal en Bs 1.500 (y hasta en Bs 2.200), de donde resultan unos ingresos brutos de Bs 10.500, y una vez deducidos los costos queda un saldo de Bs 7.350 cada tres meses, o un total de Bs 29.400 anuales que no alcanzan para el sustento familiar.
Y, en verdad, esos ingresos, efectivamente, no alcanzan, pero el pez muere por la boca. Como una hectárea tiene 6,25 catos, esta produciría 175 taques de coca por año, que una vez comercializados en el mercado legal significaría unos ingresos brutos de Bs 262.500 y netos de Bs 183.750 por año. Trabajar apenas una hectárea por año, e incluso media, y vivir con esos ingresos… legales. ¡Eso sería vivir bien!
Según datos del exterior, por confirmar, dicha coca contiene 0,21% de cocaína o dos kilos y 100 gramos por cada tonelada; que fabricar cocaína en Bolivia es más rentable que en Colombia o Perú, puesto que acá deja un margen de ganancia de unos 5.000 dólares por kilogramo, comparados con dos o tres mil en esos países.
De esa manera, cada hectárea excedentaria de coca generaría un negocio de unos 38.000 dólares por año a precios del taque en el mercado legal, y otros 42.000 dólares por el ilícito de más de ocho kilogramos de cocaína que pueden fabricarse. Por consiguiente, cada hectárea excedentaria generaría un movimiento económico combinado de unos 80.000 dólares.
Cuánta coca hay en el país, es un dato conocido y negado a la vez; pero todo parece indicar que el movimiento económico que genera su cultivo en Bolivia es significativo. Así, si hay 17.000 hectáreas observadas por el Gobierno, aproximadamente 67.500 toneladas de coca ilegal que no se quiere reconocer, ¿hacia dónde van?; el empuje que recibe la economía nacional podría llegar a unos 1.360 millones de dólares anuales que, ya blanqueados y multiplicados de mil y un maneras, contribuyen en parte a explicar la bonanza en los bolsillos de ciertos sectores privilegiados de la población
Tomado de eldeber.com.bo