Hugo Vera

La panacea educativa es un mito. No existe tal cosa como un modelo único y milagroso en materia de educación.

Este tema tiene tantos mitos como recetas, pero casi todas tienen en común un factor y ese es el monopolio. La antigua idea de querer imponer un determinado sistema porque encuentra a otros inadecuados. Claro, siempre que la idea sea propia o de su línea ideológica.

Por muy de acuerdo que estemos en que hay que hacer razonar al alumno antes que adoctrinarlos, pocos están dispuestos a aceptar la complejidad del tema y que no pasa por una cuestión de formatos. Ciertamente, los formatos educativos hay tantos como arenas en la playa y para todos los gustos.

Por citar un solo ejemplo, he notado como todo el mundo académico tiene a Singapur como la niña bonita de la educación, donde el grueso de la élite ha comprado el verso de que ese país se desarrolló mejorando su educación, cuando la mejora de su educación fue precisamente por la desmonopolizacion de todo su sistema económico, no solo una unidad como la educativa. Por mucho que lo nieguen muchos, la educación también es una unidad económica, aun cuando sea estatal.

En realidad, por mas de que tengamos un sistema abierto en materia educativa, si los demás elementos del desarrollo no lo están, los resultados a nivel país, serán prácticamente inútiles y tendremos un fuga de cerebro gigantesca por la falta de trabajo que generan las economías cerradas.

Lo que a muchos les cuesta admitir o entender, es que la educación es una respuesta de las necesidades locales o globales según el caso. ¿Como saber cuando ofrecer cursos en manejo de energía nuclear o en ingeniería espacial si la sociedad no la requiere?

No podemos diseñar un modelo especifico y pretender que el mundo se ciña por ese producto de un rejuntado de intelectuales, por muy preparados que estos estén. No hay forma alguna, un solo modelo, un solo producto que haga hacer que el mundo se comporte en consecuencia, salvo algunas excepciones donde se fabrique una demanda artificial, por ejemplo de cartones para puntuar en tal cual carrera o para conseguir asensos o remuneraciones extras.

Las necesidades son tan variables que no se puede pretender eliminar unilateralmente, por citar un ejemplo, el modelo de la revolución industrial, como pretenden muchos críticos de este evento historico, sin decir que modelo es ese, pues la revolución industrial literalmente introdujo cambios al mundo conocido como nunca antes y de todo tipo.

Tampoco se puede sacar o poner contenidos educativos centralizados de acuerdo a la percepción de los diseñadores o ingenieros curriculares, pues estos, no ven ni pueden ver toda la dinámica de la sociedad y su impresionante evolución, que desde la revolución industrial precisamente, ya no hablamos de innovaciones de cada 300 o 400 años, sino que se redujo a cambios de a solo un año inclusive. Seguir semejante ritmo es lo mismo que pretender vigilar todo el universo con un telescopio.

De hecho, gran parte del sistema funciona de cierta forma así, al menos después de la primaria y secundaria. En este sentido, el filosofo austriaco Ludwig Von Mises da en el clavo cuando expone sobre esta diversificación social en la oferta, que se relaciona con su tesis de la imposibilidad del calculo, tomando como sujeto una masa total de comportamientos.

Sostiene Von Mises, que todo calculo de ofertas, necesariamente se los debe fragmentar según la visión del que explota esa especialidad. Es decir, en una sociedad, si falta o sobra tal o cual producto, no será un ente centralizado que lo sabrá y resolverá, sino quienes están en ese momento y lugar explotando esa oferta, segun su saber y entender, pues cuentan con mejor información que un ente central.

Así que, la tan pretendida panacea educativa, como una especie de formula milagrosa, no existe, porque es un eterno devenir que solo las necesidades del momento pueden ir adecuándolas. Esa es la principal razón de que la educación por si sola, no va a mejorar una sociedad ni lo ayudarà a desarrollarse, primero, debe existir la desmonopolizacion de todo lo que afecta a las necesidades y la educación, sera el resultado de esas necesidades.

En síntesis, no es un determinado sistema educativo lo que genera mejor calidad educativa, sino la oportunidad de que en forma competitiva, se tengan todas las opciones posibles en una sociedad, aun las malas o las caras, o cualquiera que sobreviva por ser la que mas requieran las personas.

Presidente de la Fundación Issos

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