prosiguen movilizaciones bloqueos carreteras bolivia opinion bolivia.jpg 1689854195ALEJANDRO ARANA

Desde que el pasado 3 de agosto, se iniciasen los inmisericordes bloqueos de caminos encabezados por la, vergonzosamente servil al MAS, Central Obrera Boliviana y algunos líderes narco cocaleros del chapare, el país atraviesa por una especie de tormenta perfecta. Sin embargo, y a diferencia de lo ocurrido en aquella famosa película basada en un hecho de la vida real, ésta no se origina por la confluencia de dos enormes tormentas frente a las costas de Massachussets, sino de tres grandes dramas que ocurren directamente frente a nuestras narices: una verdadera tragedia sanitaria por coronavirus, una profunda recesión económica resultante de la misma y graves conflictos políticos y sociales promovidos y financiados por grupos afines al MAS, teledirigidos desde Buenos Aires.

Si bien fenómenos climatológicos tan extremos como las llamadas tormentas del siglo ocurren, como su nombre lo indica, con muy poca frecuencia; infelizmente, las convulsiones sociales en nuestro país son de mucho mayor ocurrencia. Determinar las posibles causas de esto requiere, sin duda, de un profundo análisis que escapa por mucho al alcance de la presente columna y de la competencia del suscrito. Sin embargo, algo que salta a la vista en los presentes conflictos y bloqueos, así como en otros similares del pasado, es cuán poco se aprecia y se respeta en nuestro país el valor de la libertad y al mismo tiempo cuanto se idolatra el derecho a la vida, sin distinguir entre la de las víctimas y victimarios.

El poco valor que se asigna a la libertad se evidencia en la liviandad y la frecuencia con que todo tipo de grupos y por todo tipo de motivos, se arrojan el derecho de impedir el libre tránsito de otros, hecho que en mayor o menor magnitud ocurre muy frecuentemente en nuestro país. Por otro lado, ese culto a la vida que la eleva a un nivel de deidad que no puede nunca ser tocada, sin importar cuanto daño se haga a otros, llevándonos a tomar posiciones más humanistas que cristianas, ocurre por desconocimiento de lo que al respecto señalan las escrituras.

Por lo mismo, es importante entender que el quinto mandamiento, manda expresamente a no cometer asesinato y no como comúnmente se cree, a no matar, puesto que en el hebreo original la palabra que se utiliza es rasah, cuyo uso específico era para referirse al asesinato. Por lo demás, resulta obvio que un soldado que defiende su país, un policía que combate criminales y da seguridad a la población y un estado que dentro del ordenamiento jurídico castiga a los delincuentes, no están cometiendo asesinato.

No cabe duda de que desde la comodidad de un teclado y la seguridad del anonimato que los memes y las redes sociales proporcionan, siempre resultará muy fácil atacar y exigir a las autoridades de turno que apliquen todo el rigor de la ley contra esos salvajes antisociales, para luego dejarlos enfrentar solos todas las consecuencias legales que sin duda dichas decisiones les traerán. Además, sería injusto olvidar la cobarde indiferencia, por decir lo menos, con que la mayoría de los bolivianos actuamos al dejar en el mayor desamparo a nuestros gobernantes cuando en situaciones similares, como los hechos ocurridos en octubre negro, tuvieron que enfrentar solitariamente el exilio y una serie de juicios interminables.

Tristemente por lo visto, vivimos presos de un bloqueo mental, y mientras éste no termine, y aún después que los tubos de oxígeno vuelvan a circular libremente por nuestros caminos, seguiremos todos ahogados.

Tomado de eldeber.com

Pin It