EDGAR VARGAS
Los socialistas se empeñan en atribuir, sin fundamento alguno, la causa de la delincuencia en los países subdesarrollados a algo que ellos llaman: “lógica perversa del capital”,
ignorando que el capitalismo se basa simplemente en el intercambio libre, voluntario y pacífico de bienes y servicios. Han culpado a los video juegos violentos, series de televisión, hasta juguetes bélicos, los cuales se ha llegado a prohibir su venta en Venezuela. Es un hecho notorio que dichas prohibiciones son un absurdo, basta con ver los números rojos de ese país.
Vamos a concentrarnos en los delitos contra la propiedad: el homicidio, las lesiones, el robo, el secuestro, la extorsión y la estafa.
Se preguntan ¿por qué incluyes al homicidio y las lesiones como delitos contra la propiedad? porque el homicidio y las lesiones implican un atentado a la integridad de la propiedad más esencial, aquella sin la cual ninguna otra propiedad es posible, la propiedad del individuo sobre su propio cuerpo. Por lógica elemental, si un individuo no tiene propiedad sobre su propio cuerpo, es porque otra persona la tiene sobre él, por tanto su vida e integridad dependen de la voluntad de esa persona.
Si el individuo no es dueño del fruto de su propio esfuerzo y trabajo, sino que otro individuo o grupo se apropia de todo o parte de lo suyo, bajo engaño o la amenaza de violencia y fuerza bruta, su existencia se reduce a la servidumbre, voluntaria bajo el primer supuesto e involuntaria bajo los últimos.
Vivir en un entorno donde todos seamos plenamente dueños del producto de nuestro trabajo y tengamos plena libertad de disposición de nuestra propiedad, sin otro límite que la integridad física de mis semejantes, es un ideal, que solo se lee agradablemente en las constituciones, códigos y leyes escritas por los gobernantes. Pero, ¿será que los propios gobernantes respetan este principio?.
Analicemos los siguientes supuestos de hecho: si un ciudadano común mata, lesiona, roba o estafa a otro ciudadano para apoderarse de sus pertenencias, es considerado un delincuente. Si tres o más personas se asocian para matar, lesionar, robar, extorsionar o engañar a otra persona o grupo de personas para apoderarse del fruto de su trabajo, bajo el pretexto de “protegerte” de otros delincuentes o beneficiarte con algo, son considerados delincuentes organizados, o mafias.
¿Qué sucede con tu persona si te niegas a contribuir con la mafia local de tu vecindario?
Tu integridad personal está en riesgo, puede que seas lastimado, secuestrado y en última instancia asesinado. La propiedad privada de tu ser y tus bienes se encuentra en peligro.
Ahora bien, ¿te parece justo que un político o un congreso de políticos decrete que es necesario que contribuyas con el 50% o más de tu salario, para construir hospitales (que quizás nunca necesites), escuelas públicas (a las que nunca asististe), guardias “para tu protección”, u otros servicios que no quieres ni necesitas?.
¿Qué sucede con tu persona si te niegas a contribuir con los políticos?
Tu integridad personal está en riesgo, puede que seas lastimado, secuestrado y en última instancia, si te sigues resistiendo a ellos, asesinado. Tu propiedad privada se encuentra en peligro.
Imagina que no es tu vecindario, sino un territorio extenso donde hay miles incluso millones de personas que nunca has conocido, ni conocerás en tu vida, un político dice que es necesario que “contribuyas para tu protección y bienestar y el de todos”. ¿no cabe la posibilidad de que estés siendo engañado?
Si respondes sí, estas siendo víctima de la extorsión de los políticos, porque a conciencia de que estas viviendo en un engaño todavía colaboras, sabes que si no lo haces las consecuencias son graves para tu integridad física, tu servidumbre es involuntaria.
Si respondes no y sostienes que es necesario mantener con tu salario a una bola de extraños o pagar por servicios que quizás nunca utilices, déjame decirte que eres víctima de la estafa a gran escala, conocida como demagogia, tu servidumbre es voluntaria.
Si un político te dice que la propiedad privada es un “robo”, que el local de tu jefe y todas las máquinas, aunque no las hayas comprado tú, te pertenecen, que el salario de Pedro, aunque no sepas quién es ni su salario lo hayas ganado tú, por derecho te pertenece, te está dando licencia para robar, entonces ¿donde queda el principio elemental de disfrutar del fruto de tu propio esfuerzo sin agredir a otros?. Si tu conciencia no te da licencia para robar, ¿quienes son los políticos para darte esa licencia a ti?.
¿Que sucede cuando la violencia, el robo, la extorsión y el secuestro se arraigan en la cultura y psique colectiva de tu país, a través de la demagogia? Puede que las estadísticas arrojen 30.000.000 millones de asesinados (China) o 1/3 de la población asesinada (Cambodia), quizás 28.479 asesinatos en un año solo en tu ciudad (como ocurre en Caracas, Venezuela). Cuando la propiedad privada pierde valor, la vida en consecuencia también pierde valor. En un lugar donde la propiedad privada no tiene ningún respeto, la inversión negativa de los valores es inminente, impera la cultura del vivaracho, el ladrón, el pran, el cacique supremo y el Estado soberano todopoderoso.
En conclusión, la verdadera causa de la violencia exacerbada en los países subdesarrollados por el socialismo (especialmente Venezuela), está en la inversión negativa de los valores a través de la demagogia (muchas veces acompañada por una retórica violenta), en el sistemático adoctrinamiento para aborrecer la propiedad privada y creerse con derecho de aprovecharse del éxito y esfuerzo de otros, para beneficio personal.
Tomado de miseshispano.org