LUIS CHRISTIAN RIVAS

Jean – Baptiste Colbert, precursor del intervencionismo y ministro de Finanzas del rey Luis XIV, afirmó: “El arte de tributar consiste en desplumar un ganso, de tal manera que se obtenga la mayor cantidad de plumas con la menor cantidad de graznidos. El pueblo es un descomunal ganso a desplumar con tanta eficacia como sea posible”.

La Ley Financial Nº 317 fija la disminución del Crédito Fiscal en las facturas por compra de combustible y ordena la clausura de manera inmediata a los negocios que no emitan factura y de forma definitiva cuando éstos reincidan por quinta vez.
Los colbertianos criollos piensan que están rodeados de acaudalados, por eso fijan duros castigos a los ciudadanos, como si fueran delincuentes.

Como hay opulencia, los bolivianos se dan el lujo de comprar petas por 2.800 $us. Además de tener tan caros viejos automóviles, tenemos que pagar impuestos anuales como si fueran automóviles nuevos de lujo, pero si no pagas, te quitan las placas sin ningún fundamento jurídico, para que luego la policía te detenga por no portar placa, te den por “autero” y te dejen libre si pagas el “impuesto” que exige el añoso Código de Tránsito que fija 100 pesos bolivianos que al “cambio” son 100 bolivianos.

Mientras los pobres habitantes de la Florida en Estados Unidos, por su precaria situación financiera pagan un 6 por ciento por el IVA; los pudientes bolivianos pagan 13 por ciento.
Por eso tenemos “Impuestos de Lujo” sobre combustibles, libros, alcohol, cigarros, cerveza, chicha, alimentos y medicina, etc., que triplican el valor original del producto, y lo encarecen por los otros impuestos sobre las utilidades, sueldos, aranceles por importación.
Si no fuéramos ricos, ¿qué sentido tendría tener unos impuestos de ese calibre? ¿Humildes nosotros? ¿De dónde? Si somos capaces de cobrar impuesto a la renta; vender y comprar mediante el banco, declarar de forma obligatoria a cuánto ascienden nuestros jugosos sueldos bajo sospecha de fechoría.

Por compra anticipada o montar un espectáculo se obliga a los artistas a declarar y pagar por adelantado. Como estamos nadando en la abundancia, los negocios de los ciudadanos siempre tendrán ganancias a pesar de bloqueos, marchas, saqueos, mordidas, sequía e inundaciones.

Se conoce del caso de una empresa de pollos broaster que cometió un error en una factura por Bs. 36, pero terminó pagando casi 5.000 dólares por incumplimiento a deberes formales.
Como somos prósperos pagamos seguridad, salud, educación privada, porque no nos conformamos con la pública. Sin mencionar los sueldos de miedo que pagamos a los funcionarios gubernamentales. Sin contar coimas, etc. ¡Eso si es vivir en riqueza!
La maraña ocasionada por complejas, confusas y contradictorias resoluciones tributarias, liquidaciones injustas, cobro abusivo de multas e intereses ocasionan la resistencia y desobediencia fiscal. Nos preguntamos: ¿Es cierto que en los países nórdicos tienen sistemas públicos de educación y salud envidiables pero son ricos porque los tienen o los tienen porque son ricos? ¿No se debería disminuir y eliminar tributos a fin de que la gente tenga mayor poder adquisitivo, más capacidad de emprender y así generar riqueza?

El autor es abogado

Tomado de lostiempos.com

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