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6a00d8341c595453ef0264e2e85e50200d 500wiVICTOR H. BECERRA Y MIGUEL A. CERVANTES

Se ha vuelto una moda en muchos países, el que los políticos hablen de que el crecimiento no importa, de que lo importante es la felicidad y equidad en el reparto de la riqueza. Quizá no podría ser de otra manera, ante la fuerte crisis económica que estamos viviendo y que apenas inicia: Muchos políticos y burócratas buscan distraer a ciudadanos y analistas para que no realicen un examen riguroso de su trabajo, y por eso hoy hablan de medir sonrisas, felicidad, satisfacción y otros muchos nuevos “indicadores”.

Muchas de las mediciones tradicionales sin duda son incompletas o parciales, pero cumplen una función, ya que permiten medir objetivamente los avances de las sociedades y de sus individuos. Así que no pueden desecharse sin más y menos por nuevas medidas arbitrarias, muchas veces surgidas del capricho y los pretextos de los políticos y que por ello, no miden finalmente nada.

Una de esas medidas que es indispensable conservar y revalorar es la medición de la libertad económica de países, zonas geográficas, ciudades específicas, ya que hace posible una comparación objetiva y permite apreciar los avances concretos en el tiempo.

Al respecto, el Ranking de Libertad Económica del Instituto Fraser provee una descripción comprehensiva del nivel y el desarrollo del libre mercado en un país específico. Este ranking se basa en cinco componentes: 1) El tamaño del gobierno, 2) el sistema legal, 3) la moneda sana, 4) el libre comercio y finalmente, 5) la regulación de crédito, trabajo y empresas.

En este ranking anual, los 10 países económicamente más libres han sido año con año Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Suiza, USA, Irlanda, Reino Unido, Canadá, Australia, Isla Mauricio y Malta, con pocas variaciones. En cambio, los 10 países con la más baja libertad económica son Irak, República del Congo, Egipto, Siria, República Democrática del Congo, Angola, Argelia, Sudán, Libia y Venezuela.

Es importante hacer notar que la libertad económica refleja la habilidad de individuos y familias de tomar sus propias decisiones económicas, al limitarse a los gobiernos y reduciendo la influencia del mal llamado “capitalismo de compadres”, que no es capitalismo pero sí un arreglo mafioso entre compadres y aliados políticos.

El Ranking permite apreciar que cuando la libertad económica se enraíza, crea oportunidades asequibles para todos, eliminando los obstáculos para el éxito y la movilidad. Así, cuando las personas son libres de tomar sus propias decisiones se liberan el ingenio y el dinamismo de los individuos, creando prosperidad y riqueza. De esta forma los individuos crean y toman nuevas oportunidades, generalmente como empresarios, libres de las barreras impuestas por gobiernos, o de la avaricia de elites enquistadas (crony elites) que protegen sus privilegios y monopolios con regulaciones y barreras al comercio y la entrada de nuevos participantes a los negocios.

En países con baja libertad económica, los menos privilegiados son excluidos de encontrar empleos de calidad, o no pueden crear empresas por una burocracia anquilosada y corrupta, que crea regulaciones onerosas y restrictivas, reglas complicadas cambiantes e imprevisibles, y un sistema legal que no es libre de la influencia de políticos poderosos o de grupos de poder.

Al permitirse e incentivarse, la libertad económica quita las barreras en el libre mercado y crea oportunidades para todos. Es la solución que liberara el ímpetu y el ingenio de toda la población, y llevará a una nación hacia una nueva era de prosperidad y oportunidades. Esto es importante incluso para los países que son ricos en recursos naturales, ya que requieren diversificarse y no depender de unos pocos productos. Para lograr este propósito es importante la participación de toda la población en las actividades económicas: las puertas deben estar abiertas para todos.

La libertad económica combate también la corrupción. Si el camino está abierto para todos, nadie puede pedir un peaje para entrar a ese camino. En cambio, sin libertad económica sólo las personas privilegiadas pueden navegar a través de la burocracia y sus regulaciones, contando con el favoritismo para establecer sus empresas, o bien, obtener los mejores empleos, mientras bloquean la entrada a los demás.

En tal sentido, el Ranking de Libertad Económica tiene como propósito proveer una medida objetiva, confiable y transparente sobre la extensión y apertura del libre mercado, es decir, qué tanto se han removido las barreras, las regulaciones caprichosas y onerosas de las que venimos hablando. Si los individuos pueden tomar sus propias decisiones sin barreras artificiales a las oportunidades y sin limitaciones impuestas por el gobierno o por las elites privilegiadas.

El Reporte de Libertad Económica que le acompaña provee una buena medición empírica de las políticas económicas vigentes en cada país, y permite discernir si los países han hecho verdaderas reformas económicas que crean prosperidad real, un empresariado independiente, empleos para todos, o bien, son falsas reformas que dejan el poder en manos de las elites del capitalismo de compadres, como ya señalamos.

Una mayor libertad económica nos da la esperanza de un futuro más libre y por tanto más próspero. Esto es así, porque la libertad económica significa la habilidad de individuos y hogares de tomar el destino en sus manos, de vender y/o comprar sin discriminación ni imposiciones, de abrir negocios e invertir donde crean conveniente. El impulso y la creatividad son más productivos que la planeación del gobierno, los mercados restringidos o los monopolios bajo el capitalismo de compadres.

Así, la libertad económica muestra los efectos liberadores de la autonomía y la propiedad privada, y permite la apertura a otras libertades y a la democracia liberal.

La importancia de la libertad económica va más allá de la economía. La libertad económica tiene un valor intrínseco y está ligada a otras libertades. Los individuos y hogares deben tener el derecho de tomar sus propias decisiones, y cuando lo hacen se liberan de la dependencia del gobierno, el chantaje de los políticos, la corrupción burocrática y abren la puerta a otras libertades. Así, la libertad económica apoya otras libertades, crea estabilidad y cambia el funcionamiento de las sociedades. En tal sentido, la libertad económica es vital para los que buscan fortalecer la democracia en una sociedad pacífica, tolerante, abierta, estable y próspera.

Eso pasa porque cuando el gobierno o los capitalistas de compadres controlan la habilidad de obtener un trabajo o beca, de empezar un negocio, obtener una promoción y/o alimentar a la familia, el gobierno y sus seguidores entonces tienen el poder de suprimir los contrapesos democráticos, creando un hartazgo.

Decíamos también que la libertad económica transforma la dinámica de la sociedad. Cuando los individuos toman sus propias decisiones y dichas decisiones pueden referirse a un mayor número de áreas, entonces dichos individuos van a producir los bienes y servicios que requiere la sociedad, en otras palabras: los individuos ganan por mejorar la situación de los demás. Los otros grupos se convierten en clientes, proveedores, prestadores de servicios, partes de una infinita cadena productiva, mutuamente beneficiosa.

Con el tiempo se crea la tolerancia y un sentido común de ciudadanía. Cuando los gobiernos o los amigos del gobierno bajo el “capitalismo de compadres” controlan la economía, la economía crece lentamente o simplemente no crece, porque los individuos y grupos rivalizan por la riqueza y el privilegio, en lugar de abocarse a ampliar las oportunidades y las riquezas. La gente gana así cultivando conexiones, suprimiendo las oportunidades de otros miembros de la sociedad, empeorando la situación de los demás. Los individuos ganan no como individuos, sino en cuanto miembros de un grupo buscador de rentas, ya sea económico, étnico, religioso, político o de preferencia sexual. Entonces es una lucha de grupos contra grupos. Con la libertad económica, en cambio, los que ganan son los que aumentan el tamaño del pastel para todos. Sin libertad económica, los que ganan son los que se quedan con una rebanada más grande para ellos solos, a expensas de los demás.

La libertad económica también combate la corrupción. Cuando las personas son libres económicamente, tienen la puerta abierta para muchas actividades económicas. Aunque algunas regulaciones son necesarias, muchas actividades y cada vez más y más son posibles sin necesidad de tener conexiones políticas. Esto reduce la oportunidad de que burócratas pidan sobornos, ya que esos burócratas no pueden conceder favores en primer lugar.

Es importante destacar que más de 1000 publicaciones arbitradas han explorado la relación positiva entre la libertad económica y otras variables socioeconómicas. Así, se ha demostrado que la libertad económica promueve el crecimiento, la creación de empleos, la prosperidad, la igualdad jurídica, mayor libertad y autonomía para las mujeres, mejor acceso a la riqueza a los más pobres y otros resultados positivos.

De tal manera, numerosos estudios arbitrados han utilizado y explorado con bastedad los datos de Libertad Económica en el Mundo para examinar cómo incide la libertad económica sobre muy diferentes factores.

De esa manera, Haan and Sturm (2000) encontraron que a mayor libertad económica, mayor crecimiento económico. Gwartney and Lawson (2004) hallaron que mayor libertad económica atrae más inversión extranjera, teniendo constantes otros factores. Norton and Gwartney (2008) encontraron que la libertad económica reduce la pobreza, y que aumenta la esperanza de vida. Esto es algo que los mercados libres dan: le permiten a sus nietos gozar por más tiempo a sus abuelos. Indra de Soysa and Krishna Chaitanya Vadlamannati (2014) descubrieron que la libertad económica reduce el conflicto. Y Pitlik, Redín and Rode (2015) encontraron que con mayor libertad económica la gente se siente más en control de sus propias vidas.

Gwartney, Lawson, Hall, and Murphy (2019) han encontrado que en los países más libres económicamente las personas de bajo ingreso ganan 10,646 dólares anuales, comparado con $1,503 dólares de los países menos libres. Entonces sí hay una diferencia muy importante al ser población de bajo ingreso en Luxemburgo, que serlo de bajos ingresos en Sudán o Venezuela, por ejemplo. No es una cuestión subjetiva. Estos mismos autores encontraron que la libertad económica promueve los derechos políticos y civiles, y también descubrieron que en los países más libres económicamente hay menor disparidad de género, o que los niveles de educación son mayores en países con más libertad económica.

Es evidente que cuando no hay libertad económica, las personas buscan cultivar conexiones, contactos, enchufes, para obtener un empleo o favores en la función pública, en vez de mejorar su propio capital humano y el de sus herederos. Sin libertad económica las personas pierden la fe en que la educación les pueda ayudar. En cambio, con libertad económica las personas saben que la educación les será vital para salir adelante.

Del mismo modo, la libertad económica mejora el cuidado y el desempeño del medio ambiente. Y lo que es más llamativo: los autores cruzaron los datos de libertad económica y el índice de felicidad de las Naciones Unidas (UN World Happiness Index), y encontraron una correlación positiva entre libertad económica y felicidad. Lo cual no es sorprendente: si las personas tienen la libertad de realizar sus actividades económicas, sin restricciones del gobierno o el chantaje de grupos del capitalismo de compadres, las personas sienten que están en control de sus vidas, y por lo tanto son más felices.

Las naciones que ofrecen niveles de prosperidad altos y dan oportunidades a sus sociedades son economías que tendrán ciudadanos más satisfechos. En cambio, los ciudadanos de aquellas naciones que eligen otros caminos, ya sea el intervencionismo de Estado o el capitalismo de compadres, tienen una vida gris.

En tal sentido, no es necesario usar nuevos índices ni indicadores, sino simplemente usar los existentes mejor y profundizar en su investigación. En el caso de la libertad económica, encontraremos verdades que siempre hemos sabido implícitamente, verdades que conllevan bienestar y felicidad.

Tomado de independent.typepad.com