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macriJUAN RAMON RALLO

Mauricio Macri ha sufrido una contundente derrota en las elecciones primarias para la selección de los candidatos de los comicios presidenciales del próximo octubre. La brecha entre el peronismo y el oficialismo es tal que resulta difícilmente reversible en apenas dos meses, de modo que todo apunta a que Macri abandonará la Casa Rosada en muy poco tiempo. Quien tuvo la ocasión de desmontar el andamiaje clientelar-peronista se marcha con el rabo entre las piernas debido al fracaso de su política económica.

Pero ¿qué fracasó exactamente en los planes económicos de Macri? ¿Por qué no funcionaron? En su momento, ya tuve ocasión de explicar que, a la mayoría de los efectos, Macri era un Rajoy a la argentina pero sin el respaldo del Banco Central Europeo. Pero, con tal de clarificar el asunto, resumamos el problema al que se enfrentaba la economía argentina en 2015, así como la receta que venía aplicando el peronismo y las soluciones que podrían haberse implementado desde posiciones sensatamente socialdemócratas o desde posiciones liberales:

¿Aplicó Macri alguna de las recetas anteriores, ya sea la socialdemócrata o la liberal? En absoluto. Su fallida política económica siguió las siguientes cinco etapas:

1. Comenzó levantando el cepo cambiario sin haber solucionado el problema del déficit público. Con ello, solo logró una fuerte depreciación inicial del peso y la persistencia de una alta inflación interna.

2. Para tratar de contener la inflación y la depreciación del peso, volvió a financiarse en los mercados de capitales globales: de ese modo, creía que podría ganar tiempo para ir recortando el déficit sin necesidad de seguir monetizándolo en el banco central (el origen de la alta inflación interna y externa). ¿Cómo logró reintroducir Argentina en los mercados financieros internacionales? Prometiendo a la comunidad inversora que sería riguroso manejando las finanzas públicas y demostrando su buena voluntad amortizando los restos de deuda impagada por el 'default' de 2001.
3. Con el paso de los meses, el persistente inmovilismo reformista de Macri (el déficit público de 2017 fue superior al de 2015) fue erosionando su confianza frente a los inversores, de modo que el tipo de cambio continuó depreciándose y la inflación interna disparada. Cada vez resultaba más caro financiarse en el exterior, lo que a su vez dificultaba mantener a raya el déficit público. A mediados de 2018, cuando el peso ya había perdido más de la mitad de su valor desde que Macri llegara al poder, el presidente argentino pidió una línea de crédito al FMI para tratar de estabilizar las finanzas públicas del país. Si los inversores internacionales no querían prestarle para darle tiempo en la reducción del déficit, el Fondo volvía a parecer el mejor prestamista posible.

4. La línea de crédito del FMI, unida al inmovilismo de Macri, solo espoleó una mayor desconfianza entre los inversores, quienes siguieron sacando sus capitales del país. El peso llegó a depreciarse hasta un 80% respecto a la etapa pre-Macri (recordemos que antes de Macri había cepo cambiario y, por tanto, no había libre intercambio de pesos y dólares). Todo ello hundió la economía en una recesión y dificultó la estabilización del desequilibrio presupuestario. La situación, pues, se iba autoagravando en la medida en que el déficit público no tenía visos de desaparecer y tampoco se confiaba en que el Gobierno argentino fuera capaz de enderezarlo.

5. Alta inflación, depreciación cambiaria y recesión económica han sido las 'medallas' con las que Macri ha concurrido a las elecciones presidenciales: una combinación perfecta para perder los comicios frente a la oposición peronista.

En definitiva, así es como Macri coció a fuego lento su derrota: apostando por un gradualismo desnortado e inmovilista. Consolidó los desequilibrios heredados del país y estos le estallaron a través de los escasos resquicios de libertad que abrió (levantamiento del cepo cambiario). Ahora bien, que Macri haya fracasado y perdido las elecciones no significa que las triunfantes recetas peronistas vayan a funcionar: solo en un día, el peso se depreció más de un 30%, la probabilidad de 'default' de la deuda se elevó desde el 50% al 72% y la bolsa argentina se hundió casi un 50%.

Es decir, la expectativa es que se restituya el cepo cambiario (de ahí que se acelere la fuga de capitales), se impague la deuda pública (de ahí la subida de tipos de interés) y se destruyan enormes cantidades de riqueza (de ahí el hundimiento bursátil). Macri fracasó personalmente y condenó a Argentina a seguir fracasando bajo la plaga peronista.

Tomado de blogs.elconfidencial.com