EDUARDO BOWLES
Una reciente encuesta específica sobre el empleo lamentablemente pinta una realidad muy distinta a la que suele difundir el gobierno, que se ufana porque supuestamente Bolivia tiene uno de los índices de desocupación más bajos del continente. Cuando se realizó el Censo 2012, la ciudadanía pudo conocer con claridad el método que usan las autoridades para medir este asunto y que considera “empleado” a cualquiera que haya tenido aunque sea una “chambita” en la última semana, sin importar la estabilidad, las condiciones y menos la calidad del puesto.
A propósito del aniversario patrio, el centro de estudios “Ciudadanía” publicó los resultados de un estudio preparado en conjunto con el Foro Regional, según el cual, solo el 52 por ciento de la población económicamente activa trabaja con regularidad en el país aunque la gran mayoría de esa porción (62 por ciento) lo hace informalmente, es decir, no cuenta con las garantías legales de estabilidad, como pago de beneficios, seguro médico, jubilación, protección ante despido, seguro contra accidentes, ni ninguno de los derechos que se han incorporado con bombos y platillos a las normas del trabajo durante el “proceso de cambio”.
El restante 48 por ciento de los bolivianos en edad de trabajar se dedica a labores de casa (18%), el 15 por ciento son estudiantes y el resto se distribuye entre rentistas y jubilados, personas que trabajan ocasionalmente y casi un 7 por ciento que está buscando un empleo. Este es precisamente el número que más se acerca a la cifra oficial que difunde el régimen, pero desconoce las particularidades de quienes no reciben paga por su esfuerzo, o en su caso, tienen un puesto y perciben ingresos, pero en medio de la precariedad, bajas remuneraciones y pésimas condiciones laborales.
Los niveles de desempleo son más o menos parejos en todo el país, aunque La Paz presenta el número más alto (9 por ciento). En la sede de Gobierno es también donde más “cuentapropismo “ existe (66 por ciento), mientras que Santa Cruz está en último lugar (58%), lo que está señalando que este departamento es el mejor estructurado en términos de trabajo, por la mayor presencia de empresas e instituciones que son capaces de brindar mejores condiciones a sus trabajadores. El trabajo por cuenta propia, el de mayor abundancia en el país (64 por ciento de los que están trabajando) es el empleo creado por el propio individuo y en la mayoría de los casos se trata de actividades de supervivencia que no aseguran los ingresos mínimos requeridos para la subsistencia de las familias.
La encuesta revela también que apenas el 14 por ciento de los que trabajan en el país cuenta con un contrato indefinido o ítem y casi un 70 por ciento no ha firmado ningún tipo de documento que le asegure la estabilidad. Existe un 9,5 por ciento con contratos temporales y el 10 por ciento trabaja a destajo, por compromisos o trabajos terminados.
Solo el 22 por ciento cuenta con seguro médico y el grueso (más del 77 por ciento) carece de este beneficio. Los mismos porcentajes se repiten en el tema de los aportes para las jubilaciones. Un poco menos dramático, pero aún con diferencias elevadas es el tema de las vacaciones: el 70 por ciento no puede acceder al beneficio, que sólo llega al 30 por ciento.
Tomado de eldia.com.bo