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HUGO SILES 

La productividad de Bolivia entre 1960 y 2011 aumentó un punto; es decir, pasó de una productividad de 58,57 puntos en 1960 a 59,65 puntos en 2011, de acuerdo a la base de datos del Banco Interamericano de Desarrollo sobre productividad y factores de acumulación en América Latina y el Caribe, elaborado por el economista Eduardo Fernández-Arias. La productividad es uno de los principales factores del crecimiento de una economía o de una unidad económica empresarial.



Bolivia en 2011 (último dato disponible del BID) ocupó el último lugar en productividad entre los 10 países en Sudamérica con una productividad de 59,65 puntos, ocupando el primer lugar Venezuela con una productividad de 114,07 puntos, seguido de Chile con 107,8 puntos y Argentina con 105,14 puntos.

En 1960, Bolivia también se situó en último lugar en productividad en Sudamérica con una nota de 58,67 puntos, siendo entonces Uruguay el país con mayor productividad en el Cono Sur con 153,51 puntos, seguido de Venezuela con 138,9 puntos y Chile con 136,4 puntos.

La productividad es una medida de eficiencia en el uso de los factores productivos (trabajo, capital, tecnología), de manera que para niveles dados de estos factores productivos un mayor crecimiento potencial de la economía de un país se vincula necesariamente con incrementos en la productividad y, en consecuencia, en el crecimiento.

La productividad total de los factores (PTF) se ve promovida por los cambios tecnológicos que deriven de mayores conocimientos útiles y de mejores procedimientos en la labor productiva. Por tal razón, la productividad se vincula con factores estructurales como el desarrollo del capital humano, la estabilidad política y macroeconómica, la solvencia del sistema financiero, la profundidad del mercado crediticio y la integración del país al comercio internacional, señala David Medianero.

Por su parte, la productividad laboral, que mide la contribución de la mano de obra en la producción, en el caso de Bolivia también ocupa el último lugar en Sudamérica, tanto en 1960 como en 2011.

Baja productividad

¿Por qué Bolivia ocupa el último lugar en productividad en Sudamérica?

En los últimos años, la baja productividad total de los factores de Bolivia, en el contexto sudamericano, tiene como causas básicas y referenciales las siguientes diez restricciones limitantes, entre otras restricciones:

Primero: Incremento continuo de los costos laborales e inflexibilidad laboral. En los últimos 10 años aumentó 103% el salario mínimo nacional real e incrementó 260% el salario mínimo nacional nominal, lo cual acrecentó los costos de producción empresarial y redujo la productividad laboral. Por su parte, las políticas de inflexibilidad laboral limitan la posibilidad del up grade tecnológico.

Segundo: Masivo contrabando. Se estima que el contrabando asciende a más de 2.200 millones de dólares por año, factor que resta mercado e ingresos a la producción nacional, desincentivando la inversión y producción boliviana para incorporar tecnología, y desarrollar economías de escala.

Tercero: Deficiente institucionalidad y excesiva burocracia pública. El creciente aparato normativo para empresas formales y la fuerte gestión burocrática-fiscalizadora del sector público constituyen un desincentivo a la inversión y producción formal y significan mayores costos de transacción para las empresas, más aún en una economía asimétrica y caracterizada por la informalidad. Existe una débil institucionalidad o reglas de juego a favor de la productividad formal como señalan Ostrom y North, lo cual desincentiva a los "animal spirit”.

Cuarto: Costos de la mediterraneidad. La mediterraneidad implica un mayor despliegue logístico para la economía y le representa entre 0,7 a 1,5 puntos del PIB y para las empresas les significa alrededor de 30% más en costos para importar y exportar materias primas, insumos, equipo, maquinaria y productos terminados, de acuerdo a Sachs.

Quinto: Desconexión pública – privada – sistema educativo: No funciona en forma eficiente la teoría de la triple hélice (sector público – privado – sistema educativo) para impulsar procesos de investigación, innovación y desarrollo y existe escaso, nulo o improductivo diálogo público – privado para la formulación de la política pública en materia de crecimiento y desarrollo productivo.

Sexto: Escasez de habilidades y destrezas para la toma de decisiones: una de las debilidades para aumentar la productividad en Bolivia no es la escasez de los recursos naturales, sino la escasez de la habilidad de ponerlos en juego por parte de los actores públicos y privados, como explica Hirschman.

Séptimo: Apreciación de la moneda nacional. Bolivia tiene un tipo de cambio nominal apreciado (relación entre la moneda nacional y las divisas internacionales) y un tipo de cambio real apreciado (precio relativo de los bienes y servicios entre diferentes países), lo cual resta competitividad a la producción con sello Hecho en Bolivia en el mercado internacional.

Octavo: Débil up grade tecnológico e I + D. La inversión en tecnología e investigación y desarrollo respecto del PIB en Bolivia es la más baja de Sudamérica. La innovación shumpeteriana aún no es moneda corriente en el país.

Noveno: El tamaño del mercado: el tamaño de la población es un factor limitante, pero no es la limitación principal. Un mercado tan estrecho y con baja a mediana capacidad adquisitiva limita la capacidad de generar economías de escala.

Décimo: Fragmentación de las cadenas de producción: Existe una fragmentación de las cadenas de producción existentes y débil conexión entre el sector primario (agrícola – agropecuaria) y secundario (industria). No es altamente productivo un sector industrial con un sector agrícola – agropecuaria de baja competitividad.

El eje de la presencia de las diez restricciones y su impacto en la baja productividad de Bolivia es la falta de políticas de Estado de largo plazo y la presencia de políticas gubernamentales de cortísimo plazo. En promedio, cada dos años y medio se cambiaron gobiernos en Bolivia en los últimos 50 años, lo cual no permitió estructurar políticas de largo plazo para incrementar la productividad y levantar las diez restricciones señaladas.

Hugo Siles Espada es economista y comunicador social.

Tomado de paginasiete.bo