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HUGO SILES

"¿Quién decide qué es lo que es apropiado? ¿Y si decidiesen que ponerse un salmón en la cabeza lo usarías?”, escribe Lewis Carroll en Alicia en el País de las Maravillas. ¿Y quién decide cuánto será el incremento salarial en 2017? ¿Y si decidiesen que fuera igual o el doble del año pasado lo pagarías?

En 2016 el incremento al salario mínimo nacional nominal fue de 9% y al haber básico fue de 6%

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En 2017 la COB y el Gobierno central negocian estos días el porcentaje del incremento salarial al margen del sector privado, cuando el Convenio 26 de la OIT -que ratificó Bolivia en 1954- señala que la fijación de los salarios debe ser previa consulta a las organizaciones de empleadores, esto es a quienes sufrirán el dolor del salmón en la cabeza. Para determinar "lo apropiado” en materia de incremento salarial, desde el enfoque marginalista, el salmón debe estar sazonado con el criterio de la productividad laboral y el costo salarial real, en el marco del diálogo tripartito público-privado-trabajadores.

En los últimos 10 años el salario mínimo nacional real (SMNR) se duplicó, esto es, la capacidad de compra del SMNR en el mercado de bienes y servicios aumentó 103% entre 2006 y 2016. En 2006, el salario mínimo nacional nominal fue de 500 bolivianos y en 2016 subió a 1.805. Ambos valores deflactados por el Índice de Precios al Consumidor evidencian que se duplicó el salario mínimo nacional real. ¿Y cuánto aumentó la productividad en Bolivia? De acuerdo a Eduardo Fernández Arias, execonomista sénior del BID, entre 2006 y 2011 (último dato disponible) el aumento de la productividad total de los factores (PTF) en Bolivia fue de 3,6 puntos: pasó de 55,99 puntos en 2006 a 59,65 puntos en 2011. A manera de guisa, en Brasil la PTF en 2011 alcanzó a 75,9 puntos, en Perú a 82 puntos y en Chile a 107 puntos. El trabajo de la PTF de Fernández está disponible en la web del BID.

La conclusión es que en los últimos 10 años el costo marginal del trabajador subió más (mucho más) que el ingreso marginal de las empresas, con la consiguiente afectación en el margen de beneficio empresarial y el desincentivo a la inversión, producción, y generación de empleo formal.

En 2017 un incremento del salario mínimo nacional real (y del salario en general) por encima del incremento de la productividad impulsará un mayor desempleo en el sector formal y auspiciará un mayor empleo informal.

El incremento salarial real debe estar de acuerdo al aumento en la productividad; es decir, si la producción aumenta entonces corresponde un aumento de la retribución salarial; caso contrario, pocos o ningún empleador estará dispuesto a generar empleos nuevos formales.

Actualmente, sólo dos de cada 10 trabajadores están en el sector formal; es decir, recibirán el incremento salarial conforme lo estipule la negociación COB-Gobierno, puesto que en el sector informal rige la libre negociación salarial, donde los incrementos de productividad superan los anémicos incrementos de los costos laborales.

Hugo Siles Espada es economista.

Tomado de paginasiete.bo