HUGO DEL GRANADO
Después de nueve años de esta gestión gubernamental quedan pocas dudas sobre el fracaso de la política exploratoria de hidrocarburos. Muchos indicadores demuestran las equivocadas políticas asumidas desde 2007. Citaré algunas: el estancamiento de las reservas probadas (escasamente alcanzan para reponer la producción), la disminución de las reservas posibles y probables, la involución de la relación reserva a producción y la cantidad de áreas reservadas y prospectos sin actividad exploratoria.
En adición, existen otros factores que inciden negativamente en los magros resultados, como ser: la inseguridad jurídica, la política estatista, las restricciones a la libertad económica de las empresas, la dureza del régimen fiscal, las trabas burocráticas, el avasallamiento de terceros, la difícil solución de controversias, las engorrosas tramitaciones, el frecuente cambio de interlocutores, el desorden administrativo y muchos otros que han conformado un escenario difícil para el desarrollo de las actividades exploratorias.
Sin embargo, las autoridades de turno niegan estos problemas y presentan sucesivos planes exploratorios a cual más optimistas. Pero la realidad es otra y los datos se imponen: la señal más clara de que la política exploratoria está mal encaminada se constata verificando las empresas petroleras que ingresaron desde 2006 y sólo son dos las que pueden reputarse como nuevas: PDVSA y Gazprom.
PDVSA es un caso muy particular. Su presencia en Bolivia se da a raíz de afinidades ideológicas y relación política entre los gobiernos de Bolivia y Venezuela e ingresó al país a través de Petroandina. El tratamiento que YPFB dio a PDVSA fue muy ágil, comparado al de otras empresas. En 2007, mediante decretos, se autorizó la formación de Petroandina. Los contratos respectivos fueron firmados en abril de 2008, sin necesidad de convenios de estudio previos y las leyes que aprobaron esos contratos, incluyendo una adenda, fueron promulgadas tres meses después.
Gazprom tuvo que enfrentar múltiples problemas para ingresar al país. Veamos lo sucedido en el bloque Azero. Gazprom y la empresa francesa Total manifestaron interés en el bloque Azero y cumpliendo lo establecido para acceder a las áreas reservadas, primero tuvieron que firmar un convenio de estudio, en abril de 2008 y en septiembre del mismo año. Gazprom firmó un memorando de entendimiento con Total para formar una sociedad. Esta sociedad fue finalmente autorizada en mayo de 2009 por el directorio de YPFB, mediante la Resolución 13/2009, constituyendo la SAM denominada Petroazero con participación de YPFB (YPFB 55%, Gazprom 22,5% y Total 22,5%).
YPFB propuso a la sociedad un modelo de contrato de Servicios de Exploración y Explotación (CSEE), cuya negociación demoró tres años y medio hasta octubre de 2012, cuando el directorio de YPFB decidió su aprobación y lo envió a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP). En la oportunidad el gerente de Gazprom, Kulikov, acongojado mencionó: "Estamos terminando la fase jurídica (...) ojalá que terminemos pronto” (ANF).
Siete meses después, el 17 de mayo de 2013, la ALP autorizó a YPFB la suscripción del contrato. Con esta autorización YPFB firmó el CSEE en agosto de 2013 y, un mes después, el contrato ingresó nuevamente a la ALP para su aprobación. Una vez aprobado, el contrato fue enviado a la Notaría de Gobierno para su protocolización. Acto que tuvo efecto el 27 de junio de 2014. Es a partir de esa fecha que entró en vigor el contrato de Gazprom.
Resumiendo: a partir del momento en que YPFB autorizó la conformación de Petroazero, hasta que se protocoliza el CSEE, transcurrieron más de cinco años y si a esto se suma el tiempo que tomó la ejecución del convenio de estudio, se estaría hablando de seis años para formalizar el ingreso de una empresa a actividades exploratorias.
Vale la pena recalcar que la tramitación fue larga, pese a que de por medio hubo un viaje del presidente Morales a Rusia, otro del presidente de YPFB y visitaron el país con el propósito de acelerar la aprobación del contrato varias delegaciones rusas, sin olvidar los excelentes lazos de amistad que unen a los dos países.
Estas son algunas de las razones por las cuales las petroleras no tienen interés de venir a Bolivia, menos aún ahora, en escenarios con precios bajos.
Hugo del Granado Cosío es experto en hidrocarburos.
Tomado de paginasiete.bo