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EDUARDO BOWLES

Mientras un sector del gobierno insiste en la cantaleta del “blindaje” y los cálculos antojadizos acerca del impacto de la caída del precio del petróleo, otro bando, especialmente el que está vinculado al presidente Morales recurre a los productores agropecuarios cruceños para comenzar a trabajar en búsqueda de las estrategias que puedan compensar la reducción de los ingresos públicos que provienen de las ventas de gas.

En consecuencia, se está organizando una “reunión cumbre” con miras a establecer una agenda productiva y todo parece indicar que las autoridades nacionales están abiertas a satisfacer algunas de las demandas de los agricultores, agroindustriales y ganaderos que durante la última década han sido acorralados con el objetivo de debilitar al oriente boliviano, hacer quebrar el modelo capitalista de producción que está detrás del éxito cruceño y por supuesto buscar la forma cómo imponer un nuevo paradigma resultante de una rara combinación de estatismo, algunos criterios socialistas, la lógica “sindicateril” que reina en el occidente del país y encima de todo, los caprichos y dogmas de ciertos aventureros que trataron de desafiar las reglas básicas de la economía.

Estamos hablando de una situación de crisis que se viene y que pone en tela de juicio no solo el viejo modelo extractivista primario exportador, sino también la ausencia de respuestas del denominado “Modelo económico social comunitario” del que hablan los anuncios publicitarios en los que dilapida la plata el gobierno. En otras palabras, no será ni el Socialismo del siglo XXI, ni el capitalismo andino, ni la economía plural o el modelo comunitario (si es que realmente existieran) los que se pondrán en marcha para salir nuevamente en auxilio del fracasado esquema tradicional basado en la explotación de materias primas, tal como sucedió en los años '80 cuando quebró el estado minero.

Aunque no lo reconozca públicamente, si la gente que maneja la economía boliviana no admite que su modelo no sirve más que para administrar la bonanza que se generó en la llamada “era neoliberal” y actúa para recomponer las cosas, estaremos hablando simplemente de la búsqueda de parches que jamás le servirán al país para alcanzar la sostenibilidad y competitividad indispensables para generar trabajo y riqueza.

Recomponer las cosas significa obviamente eliminar las numerosas restricciones que se establecieron sobre la producción agropecuaria, restablecer la seguridad jurídica sobre la tierra, suspender las prohibiciones a las exportaciones y dejar de lado las prácticas intervencionistas que han puesto en grave riesgo las cadenas productivas del agro, han ocasionado eventos de escasez de alimentos y en consecuencia, han provocado inflación en el rubro alimenticio, fenómeno que no han logrado solapar los fraudes estadísticos que aplican las autoridades.

Los dirigentes agropecuarios, que se encuentran preparando la agenda junto con personeros del Estado, tienen una responsabilidad muy grande en sus manos, no solo hacia los productores que necesitan trabajar en condiciones que aseguren la rentabilidad, única capaz de generar producción, inversión, trabajo y por supuesto, los recursos que necesita el sector público, cuyo futuro inmediato será crítico de no hallar los paliativos a la caída de los ingresos.

Tomado de eldia.com.bo