HUGO SILES ESPADA
El pasado 10 de septiembre se realizó, en Guatemala, el World Business Forum (WBF) 2014, organizado por la Asociación de Industriales Latinaomericanos, donde el presidente del país centroamericano, Otto Pérez, ratificó su firme convicción de impulsar la industrialización para el logro del crecimiento económico y el desarrollo humano en Latinoamérica.
Los países no pueden conformarse con ser simples productores y exportadores de materias primas sin mayor valor agregado. En consecuencia, sigue siendo necesario el salto cualitativo por el camino de la industrialización basado en el capital humano y en la inversión.
En el caso de Bolivia, de acuerdo a la CEPAL, el 95% de las exportaciones son de productos sin valor agregado, y desde hace 30 años el coeficiente de industrialización manufacturera es de 16% respecto del PIB.
El camino de la industrialización implica ser un país competitivo en términos sistémicos, que entre otros factores significa contar con una sociedad civil saludable y educada, con un Estado fuerte y con un empresariado privado con sólida capacidad de inversión. Ser empresarialmente competitivo en un entorno general no competitivo tiene altos costos y es insostenible en el mediano plazo.
En el WBF se planteó la urgente necesidad de conformar alianzas público-privadas para encarar proyectos de beneficio social, como ser infraestructura pública, energía eléctrica, educación, servicios básicos, etcétera, de cara a impulsar la industrialización.
Las alianzas público-privadas permiten incrementar la rentabilidad de los proyectos, mejorar la provisión de los servicios públicos y se realizan a través de contratos transparentes de licitación.
Las alianzas público-privadas pueden ser virtuosas para el desarrollo económico y las condiciones básicas para que funcionen son:
1.- Tiene que generarse un espacio adecuado para la rentabilidad privada y pública, como también para la generación de bienes públicos. Las alianzas público-privadas es una ecuación que tiene que permitir el desarrollo del sector privado y el desarrollo de la oferta de bienes públicos, como la educación, el transporte, etcétera.
2.- Las alianzas público-privadas tienen que evolucionar, es decir, son contratos que no deben ser fijos en el tiempo. Los contratos deben recrearse porque hay problemas sociales, económicos, tecnológicos, etcétera, diferentes en cada época.
3.- Para que funcionen las alianzas público-privadas el Estado debe desarrollarse mediante sus instituciones y tener la capacidad de negociar contratos con los privados.
Con la existencia de infraestructura productiva que responda a las necesidades de la producción industrial, con instituciones públicas fuertes que garanticen la seguridad y la certeza jurídica y con un Estado donde los cambios de Gobierno, en el marco democrático, no afecten las reglas de juego que rigen el desempeño de los inversionistas es previsible un fuerte crecimiento y desarrollo de los países.
Estar en condiciones de transitar hacia el desarrollo humano significa que el esfuerzo de industrialización vaya en paralelo con políticas públicas económicas, sociales y productivas articuladas. Sólo así se podrá promover la inversión privada nacional y extranjera que la industrialización requiere.
El Estado, la empresa privada y la sociedad civil deben ir de la mano, jugando cada quien el rol que le corresponde. Así, la industrialización de un país permitirá un crecimiento económico, sin el cual el desarrollo humano no es posible.
Tomado de paginasiete.bo