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CARLOS MIRANDA 

Desde hace tres años, YPFB está tratando de lograr inversión privada, local y/o extranjera en la búsqueda de hidrocarburos en el país. No obstante, su gran empeño no ha tenido éxito. A su vez, el Gobierno mostraba preocupación porque al no haber nuevas reservas y mayor producción de gas, correrá el riesgo de no contar con los mismos ingresos por exportación, comprometiendo así sus gestiones, actual y futura.

Por estos motivos YPFB anualmente incrementa sus presupuestos de exploración. Este año indica que invertirá un 40% más que el año anterior.
La línea maestra de la política petrolera actual es poder, rápidamente, vender la mayor cantidad de gas. Esto coincide con la aspiración de toda empresa petrolera internacional de monetizar las reservas que descubre a la brevedad posible. Por esta coincidencia de motivos, la solución vino por ahí.

A principios de este año, dos empresas petroleras privadas (Total y Repsol) han presentado resultados excepcionalmente buenos, con los cuales, razonablemente, se puede esperar no tener problemas en la provisión de gas para cumplir con los compromisos existentes.
La atención se ha centrado en el gas sin tomar en cuenta el petróleo. El petróleo es la única fuente para obtener gasolina y diésel, que son vitales para nuestra economía. Otras fuentes, como los biocombustibles, la conversión de gas a líquidos (GTL), están fuera de nuestro alcance.

Por otro lado, la búsqueda de petróleo en Bolivia no interesa a las empresas petroleras extranjeras.
Por tanto, el descubrir petróleo está en manos de YPFB. Ésas no son buenas noticias. Hace más de 10 años que la empresa estatal por sí sola no descubre ningún campo. En sociedad tampoco. Asociada con PDVSA en Petroandina no puede iniciar la perforación del pozo Lliquimuni desde hace seis años.

Estas malas noticias pueden explicarse en parte. Parece que YPFB no ha conformado un grupo selecto y bien calificado para manejar con visión nacional la búsqueda de los hidrocarburos. Conformar un equipo de ese tipo toma tiempo y requiere contar con profesionales de gran experiencia. Mientras tanto, existe una gran desorientación. Se continúa dando prioridad al área tradicional.

Adicionalmente, por su parte, la presidencia a.i. de YPFB en varias oportunidades se ha quejado amargamente sobre la dificultad y demora que representan las demandas y trámites de los pueblos originarios.
Incluso, una labor sistemática de exploración en el área no tradicional requiere contar con un cuerpo profesional como el antes indicado, al que no se exija afinidad con el sistema actual de gobierno como condición previa para que ejerza sus funciones.

Eliminar las dificultades que señala el presidente a.i. de YPFB significaría rectificar medidas políticas exacerbadas inscritas en la Constitución que representarían un retroceso político por parte del Gobierno. Eso es totalmente improbable en un año preelectoral.
Por lo tanto, estando como estamos por un buen tiempo, es muy difícil que descubramos petróleo. Eso significa que continuaremos importando diésel. El año 2013 fue el 70% y el presente probablemente sea más del 85% de nuestro consumo. Lo anterior nos está condenando a que seamos un país importador por mucho tiempo.

Si los precios del gas de exportación disminuyen sensiblemente, o los requerimientos de los países compradores bajan, se tornará muy dramático el poder pagar esas importaciones con otros fondos del Estado que no sean provenientes de la exportación de gas.

Carlos Miranda Pacheco es ingeniero y analista energético.

Tomado de paginasiete.bo