ESPERANZA AGUIRRE
Aunque algunos de ustedes me conocen, creo que no está de más que me presente con unas breves palabras.
Soy una política en activo, ahora como jefa de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid. Antes he presidido durante nueve años el Gobierno regional de Madrid. Fui Presidenta del Senado de España casi cuatro años. Y formé parte, como Ministra de Educación y Cultura, del primer Gobierno de España del Partido Popular que presidió José María Aznar, hace casi 20 años.
Como ven, he estado en el gobierno y también he estado en la oposición, como lo estoy ahora en el Ayuntamiento de Madrid desde junio del año pasado.
Pero, en el gobierno o en la oposición, desde que, hace 33 años entré en política, siempre he creído que lo más importante son los principios. Por eso di el paso de entrar en política, para defender unos principios, los principios liberales. Porque estaba –y estoy- absolutamente convencida de que esos principios liberales son los mejores fundamentos de la acción política.
En primer lugar, porque estos principios defienden que sean los individuos los responsables de sus propias vidas. Y que sean los individuos los dueños de la organización de su sociedad para que no haya nadie que les imponga un modelo planificado.
Quiero que los individuos avancen por un camino de libertad, y no por un camino de servidumbre. Por eso estoy en política.
Además, y muy importante, defiendo las ideas liberales porque creo que las políticas basadas en esas ideas han demostrado en la Historia que son las que más impulsan el desarrollo y la prosperidad de todos y, especialmente, de los más desfavorecidos..........
.............Porque son la Libertad -y su hermana inseparable, la responsabilidad individual- y no la planificación gubernamental, queridas amigas y amigos, el punto de partida para resolver los problemas que aún hoy existen.
Creo que todos los que estamos aquí lo sabemos perfectamente: la libertad no ha sido nunca una bandera fácil de conquistar. Ni de conservar cuando se conquista.
Por muchas razones. La primera, desde luego, porque hay muchos políticos que no creen en la libertad y que mantienen posiciones totalitarias, contrarias a la libertad.
Y también porque hay muchos ciudadanos que tienen miedo a la libertad. Porque tienen miedo, sobre todo, a esa hermana gemela de la libertad que es la responsabilidad individual. Y, en muchas ocasiones, prefieren sacrificar su libertad con tal de no tener que afrontar la responsabilidad.
Sin embargo, nosotros estamos aquí porque creemos que la libertad, además de ser la esencia de las personas, se ha demostrado que es la palanca más eficaz para impulsar el desarrollo y la prosperidad de los países.
Esto, que se puede demostrar con cifras y datos, es sistemáticamente negado por los totalitarios, por todos esos que creen que ellos, al frente del Estado, pueden imponer su modelo económico y político al resto de los ciudadanos.
Los amantes de la libertad sufrimos un espejismo a finales de los años ochenta del siglo pasado, cuando la Caída del Muro de Berlín.
Creímos que con aquella caída quedaba definitivamente demostrada la superioridad económica y moral del modelo liberal de las sociedades abiertas de Occidente sobre el totalitarismo comunista. Y así era.
Pero el virus del totalitarismo ha sabido mutar y ya no se presenta con la etiqueta desprestigiada del comunismo soviético.
Ahora nos lo encontramos detrás del islamismo yihadista, de los nacionalismos excluyentes o del populismo dictatorial, que tiene en Latinoamérica los ejemplos más peligrosos, pero no únicos. Se lo dice una española que ve cómo en mi país las propuestas populistas de cuño bolivariano tienen demasiada aceptación.
La batalla contra ese virus, trasmutado, está resultando tan dura como siempre ha sido esa batalla para alcanzar la libertad.
Sin embargo, empezamos este 2016 con algunas luces en el horizonte. Y ya saben ustedes que me estoy refiriendo a los cambios esperanzadores en Venezuela y en Argentina.
Dos países riquísimos, llenos de posibilidades, a los que ese populismo ha llevado al borde de la ruina. Y que ahora han reaccionado en la buena dirección. Ahora, en estos dos queridos países se va a demostrar la superioridad de las políticas liberales sobre la demagogia del populismo.
Se va a demostrar que bajar impuestos, liberalizar sectores, devolver tareas al sector privado, todo eso funciona. Yo lo apliqué en Madrid, cuando fui Presidenta de la Comunidad, y los resultados fueron magníficos.
Porque, como decía Mises, no hay que juzgar a los políticos por sus intenciones, que pueden ser muy buenas, sino por los resultados.
Y ahí tenemos los resultados nefastos del intervencionismo en Latinoamérica, con los ejemplos citados de Venezuela y Argentina.
Queridos amigos,
Como ven, la lucha por la libertad siempre será una tarea difícil pero apasionante.
Y el primer paso de esa lucha es la batalla de las ideas. De ahí la trascendental importancia de los think-tanks liberales en Latinoamérica y en todo el mundo. Sin ideas no hay políticas que hagan avanzar y mejorar. De ahí la importancia de foros como éste.
Nuestra tarea hoy está clara: luchar contra esa mutación del virus totalitario que son los populismos.
Y dejar claro que nunca vamos a aceptar esa pretendida superioridad moral de la izquierda, basada en sus supuestas buenas intenciones y desmentida siempre por sus nefastos resultados.
La defensa de la libertad y la denuncia del totalitarismo son las ideas motrices que nos unen. Y son muchos los que trabajan, luchan y se entusiasman por ellas, desde el sur hasta el norte de Latinoamérica. Hoy nos reunimos aquí para salir fortalecidos. Para aprender unos de otros.
Para escuchar a grandes campeones de la Libertad, como Carlos Alberto Montaner, y a jóvenes que nos hacen pensar que hay un futuro brillante y combativo para nuestras ideas, como Gloria Álvarez.
Espero que los próximos dos días sean de trabajo intenso y fructífero. Estoy segura de que lo van a ser, viendo el fantástico programa que tenemos por delante.
Personalmente me siento muy honrada de haberles podido dirigir estas palabras inaugurales. Gracias, de nuevo, a la Universidad Francisco Marroquín y a Atlas Network por haberme dado la oportunidad de participar en este encuentro.
Y mis mejores deseos para todos ustedes y para las instituciones a las que representan, que son la esperanza de un futuro mejor y con más libertad para los latinoamericanos.
Muchas gracias
Tomado de esperanza.ppmadrid.es