OVIDIO ROCA
Ya se inicia un nuevo proceso electoral y como si el sufragio fuera el único componente de la democracia, nos llevaran a votar a unas elecciones con un sistema electoral manipulado y con ventajismo del gobierno, que usa los recursos del Estado para manipular y comprar a los electores.
Las personas somos racionales en nuestra vida cotidiana, pues cuando requerimos de algún servicio, inmediatamente buscamos al mejor técnico, al profesional más serio y capaz; buscamos un cocinero o un chef que nos prepare comida sabrosa y sana; un mecánico que haga funcionar los vehículos y los equipos; un artista que emocione a su público con calidad musical, voz, tema y expresión corporal; un cirujano especializado para practicar alguna operación quirúrgica, o para que nos recete un buen tratamiento.
En fin, todos buscamos personas con conocimiento, experiencia, calidad y responsabilidad, pues queremos un buen servicio y un buen resultado. Lo extraño e incomprensible es que cuando se trata de elegir aquellos “servidores públicos” que luego manejaran el país, dictarán leyes, aplicarán justicia, afectarán nuestra vida y hacienda y definirán nuestro futuro, no se nos ocurre pedirles las mínimas credenciales de idoneidad, sapiencia y honestidad.
Votar y elegir no usando la razón y el sentido común, sino enceguecidos por las promesas o por la ilusión de vivir de la manga del gobierno, de las pegas, de los privilegios, de la permisividad con el delito, es irresponsable e imperdonable para con nuestros hijos, pues se trata de nuestro destino y especialmente el de ellos.
En la historia de las ilusiones políticas latinoamericanas, el Foro de Sao Pablo fue paradigmático. Este Foro fue la instancia que aglutinó a la izquierda latinoamericana, cuando quedó huérfana después de la estrepitosa caída de la Unión Soviética y del socialismo. También apoyaron a este movimiento muchos intelectuales “progres” europeos que le fueron añadiendo condimentos a la receta socialista, buscando hacerla apetecible a las masas. En el caso boliviano, se le añadió además el indigenismo y el pachamamismo, y se promovió a un dirigente cocalero para que sea la imagen indígena en este “proceso de cambio”.
Al momento el MAS ya lleva ocho en el Gobierno y busca un periodo más, esperando repetir esto por los próximos años. Es bueno por tanto comparar los discursos y las promesas electorales realizadas, y lo que efectivamente hacen, teniendo en cuenta que ellos -como nunca antes en la historia nacional- han tenido todo el poder y recibido más recursos que todos los gobiernos anteriores juntos, y todo esto fruto de los altos precios internacionales de las materias primas y también por la renta del narcotráfico.
Revisando las ofertas electorales del MAS: lo del gobierno de los indígenas, sabemos que fue un soberano embuste, y lo podemos constatar viendo la agresión a los pueblos originarios del TIPNIS, a los compatriotas del CONAMAQ y últimamente con los Yuquis, a quienes se quiere expulsar del Chapare por causar mala imagen en el pueblo, por su pinta de indígenas originarios.
Lo del cuidado de la Pachamama y el medio ambiente, es otra patraña, lo demostraron cuando trataron de liquidar un Parque y Territorio Indígena, para ampliar el territorio cocalero y cuando dan a los mineros cooperativistas (tradicionales aliados del gobierno) licencia para contaminar la “madre tierra”, envenenado los acuíferos, los ríos y las sementeras con sus deshechos químicos.
Despolitización de la justicia. Ahí vemos a jueces y fiscales correteando y encarcelando a todo aquel que piense diferente al gobierno.
Prometieron convertir al país en industrial en cinco años a partir de la industrialización de cuatro materias primas: Hidrocarburos, electricidad, litio, minerales y hierro. Y tenemos menos reservas de gas, Jindal se fue, y los grandes proyectos mineros fracasaron, por avasallamiento e inseguridad jurídica.
Seguridad ciudadana, reforzar el trabajo policial, y bajar el nivel de inseguridad, tampoco funcionó; los atracos, robos y asesinatos crecen exponencialmente día tras día.
Lo de consolidar la unidad territorial de los nueve Departamentos, funcionó al revés: se introdujo como política el racismo y el revanchismo y eso devino en la agudización de los conflictos entre regiones y entre municipios.
Nada funcionó de la famosa modernización y desarrollo de la economía campesina, cooperativa, micro empresarial y empresarial, con soberanía alimentaria y obtención de mercados externos. Solo prospera la coca, el narcotráfico, el contrabando y ahora importamos hasta nuestros alimentos.
Lo que efectivamente hicieron, y por lo sufrimos los ciudadanos cada día es:
De inicio se apoderaron y juntaron en sus manos todos los poderes: el poder legislativo para dictar normas contra quien se les oponga y para lograr todo aquello que su apetito disponga; el poder electoral, para armar y ganar elecciones; el poder judicial, con jueces y fiscales sumisos para perseguir y extorsionar opositores y también compran y controlan, cada día más, medios de comunicación.
Estatizaron la propiedad de los recursos naturales, el sistema económico y los medios de comunicación y transporte. Manejan discrecionalmente las finanzas del Estado y el crédito publico.
Tienen control absoluto sobre el aparato coercitivo, policía y ejército.
Han engordado el aparato público y la burocracia y han creado un conjunto de bonos y subsidios, que cuando disminuyan los ingresos no se podrán cubrir.
El gobierno trabaja diariamente para eliminar las empresas privadas y evitar la existencia de instituciones fuertes y sólidas; la acumulación de capital económico y social lícito; las organizaciones cívicas y religiosas.
Es decir, necesitan dividir y evitar la consolidación de instituciones y organizaciones fuertes que los puedan enfrentar, y a su vez quieren tener personas aisladas y mendicantes, que esperan la dádiva de los gobernantes y que se compran con una peguita, un bono o una limosna.
Como podemos ver, nada de lo ofrecido se ejecutó, el socialismo devino en estatismo y capitalismo salvaje. Lo que si podemos ver es el originalísimo “chenko” que armaron sus ideólogos blancoides: una mezcolanza de estalinismo, indigenismo y capitalismo de estado, ello amparado por unos denominados “movimientos sociales” que no dudan en usar la violencia contra sus enemigos.
Por el bien del país y por el bien de sus ciudadanos, y más allá de las mentiras y la demagogia, la sociedad boliviana debe definir si está decidida a seguir apoyando a quienes nos engañan con la prédica del socialismo corporativo. Prédica que después de ocho años nos muestra un sistema totalitario, excluyente y que vive del extractivismo de los recursos naturales (mientras los precios sean buenos) y luego de la coca, el narcotráfico y ramas anexas, manejadas por los Carteles, lo que a la larga nos conducirá a un estado narcotraficante, forajido y sumiso al caudillo.
Lo anterior nada tiene que ver con lo prometido, y aunque actualmente tenemos una circunstancial bonanza -gracias al gas y la coca- este proyecto a la larga es insostenible como lo muestran los otros países que vienen aplicando la misma receta. Ahí está Cuba, país esclavizado y paupérrimo, después de haber sido una potencia latinoamericana en los años cincuenta. O Venezuela, país riquísimo y con las reservas de petróleo más grandes del mundo, y que ahora sufre un desabastecimiento galopante, amén de una represión criminal cuando osan quejarse por todo ello.
La pregunta entonces es: ¿Estamos esperando que esto ocurra en nuestro país, ya que la receta aplicada es la misma?
En esta próxima etapa electoral nuevamente tendremos promesas, pero ya deberíamos reflexionar, pues durante ocho años mostraron todo el mal que saben hacer y es seguro que solo cambiarán para peor, pues cuando les falle la economía aumentaran la tiranía y el irrespeto a los derechos de las personas, como lo vemos ahora en Venezuela.
Por esto es que necesitamos juntarnos todos los que de verdad queremos un cambio hacia un país viable, un país unido en su rica diversidad, productivo, de gente decente y trabajadora. Ante la inconsecuencia de los políticos sólo nos queda pedir a nuestras mujeres, a nuestros jóvenes (pues son ellos los que no tiene compromisos con el pasado) que lideren el cambio democrático y exijan a los líderes políticos que se pongan a trabajar juntos, en un programa y un frente común por la libertad y la democracia, de modo que podamos salir de este nefasto régimen.
ovidioroca.wordpress.com